HERA

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En cuanto bajamos del carruaje se sintió una extraña y familiar energía, era como si una parte de mí se encontrara con una pieza que le faltaba

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En cuanto bajamos del carruaje se sintió una extraña y familiar energía, era como si una parte de mí se encontrara con una pieza que le faltaba.

— ¡Creí que nunca llegarían! – Zeus al ver mi extraño comportamiento no me detiene y me deja entrar a su templo.

¿Dónde está? No dejaba de preguntarme donde estaba esa pieza que me faltaba, podía sentir mi otra mitad cerca; muy cerca y entonces está ahí, mirando el Olimpo por aquel ventanal que rompí con todas mis fuerzas, él es alto y su cabello es castaño; es el mismo castaño de mi cabello antes de la maldición, justo al verlo a lo lejos; él me mira.

— ¿Helena?... ¿en realidad eres tú? —Entonces mis pies actúan solos y caminan hacia él, y sus pies hacen lo mismo.

El corre directo a mí y me abraza tan fuerte; tan confortante, que hace que mis sentimientos se sientan completos, aun no lo creía; él es mi hermano y no solo mi hermano; él es Pólux mi gemelo.

— ¡esto es una locura! –Gritó tomando mi cara con sus manos y no puedo contener mi llanto, entonces él con uno de sus dedos me limpia las lágrimas. —Desde siempre quise estar contigo, siempre quise ayudarte y siempre moría de coraje al no poder defenderte de esa maldita de Polixo; cada sentimiento, cada dolor que pasaste yo lo pase, mi sangre transforma cosas en Oro al igual que la tuya; ¡cuando soñaste con el ángel del libro yo lo veía como tú lo veías!

— ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Por qué no estuviste conmigo cuando más sola me sentía? —Él me volvió a abrazar para calmar mi sollozo y acariciaba mi cabeza con esperanza de calmarme.

—Helena si yo hubiera intercedido entre todo lo que te pasó tu destino hubiera sido atroz, tu sola supiste que hacer, el destino te trajo a casa y ¡mírate ahora, eres más astuta, inteligente y hermosa! y nadie te quita lo que has aprendido de la vida, por eso y mucho más eres la adecuada para hacer que la humanidad recupere su fe en Dios. –Cuando ambos giramos nos dimos cuenta de que Zeus y Artemisa nos miraban con lágrimas en los ojos, era extraño que existiera una versión de mi pero masculina.

—Aun no lo creo, déjame verte. –Lo alejo un poco y lo tomó por los brazos mirando su rostro casi idéntico al mío, sus facciones son finas y al mismo tiempo duras, su cabello es ondulado y le llega a los hombros; claramente es más alto, mucho más alto que yo y musculoso, también se notaba a leguas que él se veía más viejo que yo, ya que la maldición me afecto más a mí; podía verse de unos treinta años pero aun así él es muy apuesto.

— ¡Me alegra tenerlos aquí reunidos después de un largo tiempo! –Dijo Zeus acercándose a nosotros y dando una ligera palmada de afecto al hombro de Pólux. –Mandé a preparar el mejor desayuno del mundo para ustedes dos.

Y con tan solo un tronar de dedos, en la mesa del comedor donde nos encontrábamos apareció todo un banquete de esquicitos manjares, colores y olores. Artemisa se quedó a conversar con nosotros un momento pero después volvió a desaparecer.

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