°COMPRAS FAMILIARES°

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Por unos largos segundos me mantengo con los ojos cerrados y todo a mi alrededor se torna en un silencio total, poco a poco se empieza a oir la voz de la multitud, entonces con todo el miedo que me posee abro un ojo y después el otro

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Por unos largos segundos me mantengo con los ojos cerrados y todo a mi alrededor se torna en un silencio total, poco a poco se empieza a oir la voz de la multitud, entonces con todo el miedo que me posee abro un ojo y después el otro.

— ¿Dónde estamos? —Pregunta de la nada Pólux quien ahora está detrás de mí haciéndome pegar un grito.

— ¡Pólux! ¿Quieres que muera?—Me llevo la mano al pecho y empiezo a buscar a Hefesto con la mirada. — ¿Dónde está Hefesto?

—No lo sé, venia justo de tras de mí. —Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente y una voz gruesa calma mis ansias.

—Si mi memoria no me falla estamos en el templo de Atenea. —Dice Hefesto entrando al extraño lugar donde estamos.

— ¡Hefesto! ¡Por favor no te separes de mí!— le grito estresada y me comienzo a calmar. —Muy bien, lo primero que tenemos que hacer es ir a comprar ropa, no podemos ir por ahí vestidos como si siguiéramos en la antigua Grecia, así que salgamos a buscar una tienda.

Cuando salimos del templo de Atenea, me impresiono al mirar que estamos rodeados de avenidas con automóviles, una cosa es mirarlo en mi cabeza y otra ya tenerlos frente a mí.

—Esto es increíble— logra decir Pólux igual de impresionado. ¡Mira! Allá hay un centro comercial, compremos lo que necesitamos para el viaje.

—Sí, necesitamos llevarles comida a los demás, deben estar hambrientos. —Caminamos directo a una gran avenida y nos detenemos esperando el cambio de semáforo, para lo cual detengo a Hefesto quien no tiene ni idea de lo que pasa ni de lo que ve a su alrededor. —Ese es un semáforo, es para controlar el tráfico y evitar accidentes, cuando está en verde no podemos pasar, ese es pase para autos, nosotros podremos cruzar hasta que el rojo se ponga después del amarillo.

Hefesto me presta atención y mira cuidadosamente el semáforo como si su vida dependiera de él, y cuando al fin se posa en rojo Hefesto baja la acera orgulloso y cruzamos con todos los mortales que nos miran extrañados por nuestra ropa.

Cuando avanzamos entramos al único súper mercado cercano llamado Key-Mart, inevitablemente me viene a la mente el recuerdo de cómo era nuestra antigua Grecia en este mismo sitio, vivían varias familias reconocidas y creídas ante la sociedad.

—Señorita debe dejar su mochila en paquetería. —Me pide sonriente una chica que espera en la puerta, dudosa miro a Pólux para estar segura; él me asiente con confianza y le entrego mi mochila a la mujer, ella educadamente la pone en un cajón y del mismo toma una tarjeta con el mismo número. —Cuando termine sus compras me la regresa y yo le entregare sus pertenencias— me explica.

— ¿Por qué estás tan nerviosa? Tú sabes más que yo y que cualquier humano aquí. —pregunta Pólux mientras caminamos por la tienda.

—Porque en mi mente aún resuenan las palabras del ángel, si alguien se da cuenta de lo que hace mi sangre no quiero imaginar lo que pasaría, aquí en este siglo los humanos no lo dejarían pasar, además Polixo me amenazó de por vida, siento que en cualquier momento sus descendientes aparecerán para hacerme pagar.

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