EL JARDÍN DE EROS

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-Apropósito, no dejes que todo lo que dijo Hera te afecte, ella siempre actúa así con los otros hijos de Zeus, simplemente somos escoria para ella, no le tomes importancia -Explico Pólux con aire pensador

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-Apropósito, no dejes que todo lo que dijo Hera te afecte, ella siempre actúa así con los otros hijos de Zeus, simplemente somos escoria para ella, no le tomes importancia -Explico Pólux con aire pensador.

-No te preocupes, mientras no se meta personalmente con nosotros todo está bien; pero... aun no entiendo, Apolo y Atenea la siguen y ella no los trata igual.

-Es comprensible, ellos llevan miles de años juntos, supongo que de alguna manera poco a poco se fueron convirtiendo en sus lame botas, aun así ella es lista, aprovecha el hecho de que ellos han perdido la fe en la humanidad, antes no eran así, Apolo era un dios ejemplar él es uno de los dioses más poderosos y ahora parece un niño mimado de Hera; solo nos queda esperar a que ellos despierten y puedas lograr tu cometido. -Y me miró con entera fe en mis próximos actos.

En el camino al templo de Eros observaba desde la alta lejanía el Olimpo, era increíblemente hermoso, tenía tantos árboles y también estaba repleto de personas y criaturas mágicas, todo esto sería demasiado de comprender para un simple mortal; todo era tan irreal hasta para mí. Al llegar nos detuvimos en un hermoso sendero, todo esto me recordó a aquel ángel, solo que más simple que aquel ambiente, el trineo de Pólux aterrizó en un lugar lleno de vegetación y árboles frutales, había demasiada variedad de frutas; había duraznos pero no eran amarillos, en este lugar eran rosas y un poco más aterciopelados y esponjosos; y al querer tomar uno Pólux me detuvo.

-Por tu bien no lo haría- Y de entre las hojas de los arboles un susurro quieto y etéreo me exaltó

-Ella nos tocó... - dijeron en coro aquellas vocecillas.

-Es como si el viento hablara.

-Son las voces de las personas que murieron de amor, cada fruta tiene la historia de amor que vivieron, Eros las guarda -Con todo esto me fue imposible no pensar en Paris, después de todo el murió por amor. -Debemos continuar, Eros nos espera -Me lanza una sonrisa y me invita a seguir.

Mientras caminamos encontramos muchos más árboles con frutos exóticos y una vez subimos unas escaleras hechas de roca, llegamos al famoso templo de Eros, pero algo no encajaba, creí que su templo seria como los de los demás pero no.

-Helena, una vez adentro verás cosas que jamás has visto, Eros esta algo obsesionado con el futuro, no intentes entender todo ¿Bien?

Por fuera era una construcción grande con muchas esquinas, había muchos ventanales cubiertos de cristal y una extraña música provenía de adentro.

- ¡Ven! -susurró Pólux abriendo la puerta blanca, dentro del lugar llego a mi nariz un aroma nuevo y placentero, mezcla de incienso y cuero, la casa estaba muy iluminada y la luz se expandía por las paredes blancas del recinto; las sillas eran acolchonadas y negras.

-pero qué lugar tan raro.

-Iré a buscarlo al otro piso, espera aquí y no toques nada.- me dijo Pólux y subió las perfectas escaleras, yo decidí caminar por los alrededores, jamás había visto una pintura de fuego en movimiento, al intentar tocarlo no me provocaba calor alguno.

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