LA GUERRA NUNCA CAMBIA

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Esa mañana Anubis me pidió una oportunidad pero yo no actué con palabras, lo tomé de la mano y fuimos a desayunar, hablamos de todo un poco, su cultura, mi cultura y algunas otras cosas como planes para ayudar a nuestros clanes, después ambos nos ...

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Esa mañana Anubis me pidió una oportunidad pero yo no actué con palabras, lo tomé de la mano y fuimos a desayunar, hablamos de todo un poco, su cultura, mi cultura y algunas otras cosas como planes para ayudar a nuestros clanes, después ambos nos dirigimos a nuestros departamentos.

— ¿Entonces qué has pensado en hacer conmigo?— me pregunta Ares sentado en el sofá, ya todos los demás dioses están en sus clases.

—Sí, tengo algunas ideas que pensé en la mañana y creo que te servirá mucho, el día de hoy no usarás el uniforme, hoy usarás algo casual y cómodo, te llevaré a un lugar que tal vez no te guste tanto... así que date prisa. —Él lo piensa por unos segundos y se pone de pie, tarda otros diez minutos cambiándose y sale pareciendo un simple mortal, musculoso y guapo pero al fin mortal.

— ¿Qué tal así?— me pregunta girando para ver sus pantalones de mezclilla y su playera blanca que acompaña con una camisa de leñador roja a cuadros.

—está perfecto, debes poner atención a lo que te diré, por ningún motivo debes decirle a los mortales que eres el dios de guerra, ya hablamos de esto, tu solo eres maestro de lucha, en una escuela, y sí; te llamas Ares, solo eso.

—bien, no decir que soy un dios, ser maestro de lucha y me llamo Ares, ¿algo más? ¿Cuándo llega la parte divertida de golpear a alguien? —pregunta tronando sus dedos.

—Ares, tú no vas a golpear a nadie hoy, solo aprenderás. Ahora, abriremos la ventana mágica, —programo el lugar y de repente cambia la imagen a un lugar árido. — sí es aquí, ahora entra, créeme; todo estará bien. —le ofrezco mi mano y él la toma levantando una ceja, ambos entramos y parece como si acabáramos de salir de una puerta normal de una casa común.

— ¿Dónde estamos?

—Bienvenido a Somalia, ven caminemos un poco. —Los dos caminamos bajo el sol que hastía y después de varios minutos en silencio por fin hablo. — ¿te gusta la guerra no? Pues este país lleva casi toda su historia en una guerra civil, aquí no hay un gobierno Ares, no hay buena educación para los niños, ¿miras esas casas de campaña?—Ares mira donde le señaló y asiente.

— ¿Qué hay ahí?

— Es un refugio para niños, todos los que están ahí quedaron huérfanos por perder a sus padres en la guerra, —Justamente varios niños de al parecer diez y doce años salen pero con una extrema delgadez y vestidos de militares, con algunas armas en el hombro.

— ¿Por qué si son niños tienen armas y visten así, como los soldados? Ayer estudie la guerra en un libro y vi a hombres vestidos así, pero ellos son niños...

—Ares, aquí en Somalia hay hambruna extrema, estos niños llegan a probar bocado con suerte tres veces a la semana, ¿por qué las armas? ¿Por qué el traje militar? Aquí la única forma de tener comida es peleando por ella, como te dije hay una guerra permanente, ataques diarios, muertes de niños, mujeres y ancianos, esos niños han asesinado a personas por tener que comer.

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