EL PRIMER DÍA

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Extrañamente me quedo inmóvil, no sé por qué tengo miedo de él, es decir, ¡es enorme! Siento que de un simple golpe me mandará a volar, de repente comienza a caminar en mi dirección, su silueta feroz no deja de mirarme y mis ojos regresan a ese tí...

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Extrañamente me quedo inmóvil, no sé por qué tengo miedo de él, es decir, ¡es enorme! Siento que de un simple golpe me mandará a volar, de repente comienza a caminar en mi dirección, su silueta feroz no deja de mirarme y mis ojos regresan a ese típico color dorado, están alertas de cualquier amenaza.

— ¡No... no te tengo miedo Anubis!—grito tartamudeando y se detiene y gruñe, después continua rumbo a mí y de nuevo quiero usar mi truco de la fuente pero sin mi espada no puedo hacer mucho y justo esta experiencia me acaba de dejar el gran aprendizaje de tener que entrenar mis poderes...—¡escucha! Sé que estás enojado por lo que te dije, pero no te comportes así, no ahora... —él de nuevo se detiene y me mira reteniendo un nuevo gruñido.

— ¿enojado? ¡Estoy furioso!— ruge y su voz gruesa hace que mi piel se erice del pavor que siento ahora, esta vez corre hacía mí y con un brazo rodea mi cintura y me carga, como loco comienza a escalar la pared del Liceo y comenzamos a estar a una increíble altura.

— ¡¿Anubis, que crees que haces?!—le grito con esfuerzo mientras me recarga en su hombro para subir con más facilidad, todo da vueltas a mi alrededor tanto zangoloteo ha hecho que me entren ganas de vomitar, pero cuando estoy a punto de hacerlo siento que Anubis me toma de nuevo pero esta vez me sienta justo en la cima del Liceo, el viento esta vez ha soltado mi cabello y es extremadamente frio, el chacal mira como aferro mis uñas al concreto del techo por miedo a caer y se sienta a mi lado pero ahora como un ser civilizado.

—Tu no deberías estar en los jardines nocturnos... no si sabes que hay alguien que te está cazando. —me dice haciendo grandes ademanes y yo no puedo creer su repentino cambio de actitud.

—Por un segundo pensé que me comerías, rayos... yo solo quería respirar un poco.

— ¿Comerte? — Pregunta y se echa a reír tocando su barriga, —Podría comerte helena, pero no de la manera en la que te imaginas, soy carnívoro y especialmente me encantan las chuletas de cordero, por eso la mayoría de los sacrificios que hacen de mí son corderos. — Lo miro sin decir nada y él deja de bromear.

— ¿ya me puedes decir que hacemos en el techo? Me estoy congelando...

—Es la única forma en la que puedo hablar contigo, y esta vez no puedes salir corriendo... solo dame unos segundos...—Anubis saca un báculo con forma de cruz con la punta redondeada y alzándola a la luna un brillo dorado lo ilumina y ahora vuelve a hacer el humano que yo conozco. —Ahhh, mucho mejor. ¿Me prefieres así, no?

—No, lo que yo preferiría es estar abajo y en un lugar caliente... —dije tiritando y él sonríe, claro que lo prefiero así pero bueno, él ya lo sabe.

—Si claro, cuando soy un chacal no considero muchas cosas, lo siento — lo veo ponerse de pie y se quita el saco de su clan para después ponerlo a mi alrededor, se sienta a mi lado de nuevo y comienza a sobar mis brazos, justo como lo había hecho Apolo antes, pero esta vez la sensación es muy diferente. — ¿Mejor?— pregunta a mi oído y yo lo miro.

—sí... gracias, yo quería decirte que...

—que tu clan te convenció para recibir mi ayuda... por favor, diles que soy un dios chacal, no un perro cualquiera.

— ¿Te diviertes hurgando en mi mente?—le pregunto sin dejar de mirarlo y él sonríe.

—Me es inevitable no hacerlo, me encantaría controlarlo pero es porque tu mente está bajo mi jurisdicción.

—Hablas como si fueras mi dueño...

—Pues tu alma me pertenece, así que sí; básicamente soy tu dueño— Me dice acercando su rostro al mío mientras admiro su rostro varonil, su perfume fresco combina con la noche y su mirada profunda me desestabiliza y por primera vez en milenios dejo que me bese, nuestros labios siguen un ritmo inesperado, ¡un ritmo casi ansiado! Y no quiero admitirlo pero es más que lógico que ambos nos moríamos por hacerlo, él se toma su tiempo para saborearme, me degusta con sumo deseo y una de sus manos se desliza por mi cintura y me atrae con fuerza sobre él, ¡perfecto! Estoy en el techo de la escuela, sobre el cuerpo de Anubis el dios de la necrópolis y tan solo es mi primer día, no me imagino cuando los días siguientes pasen. Los minutos pasan y el frio desaparece un poco, porque claro, ahora tengo a Anubis encima de mí. El hecho de no poder ocultarle nada nos une más, me ha obligado a confiar en él y ahora sumándole nuestra atracción todo explota en algo que no sé qué es pero a ambos nos gusta.

Por unos segundos deja de besarme  y se pone serio,—No me gusta cambiar de tema pero...  creo que es importante hablar de lo que ocurrió con el director del Liceo.

—Si, tienes razón... le diré... le juro que no tenia ni la menor intención de terminar en el techo, Anubis me secuestró y me besuqueó hasta la madrugada.—le hago reír y él asiente.

—Me refiero a la criatura que te atacó, escuché que venía en nombre de la mujer que te busca, ¿tienes idea de que es esa cosa? ¡es un espíritu atormentado! hay billones de millones de ellos en el inframundo, darían lo que fuera por salir, y esa cosa salió... no solo eso, entró al Liceo y te quiso atacar, algo extraño debe estar ocurriendo mientras nosotros los dioses estamos aquí. 

—¿pero crees que Polixo tenga algo que ver con esto de los dioses? ¿no es darle mucha importancia?

—No es darle importancia, si esa mujer es lista puede estarse aprovechando de la debilidad de todos nosotros, así nos acaba a los dioses incluyéndote, no puedo confirmarlo pero tampoco puedo negarlo,  para reforzar la seguridad del Liceo hablaremos mañana con el director... ahora... me gustaría besarte toda la noche helena, pero si no mal recuerdo... tienes tarea del profesor Camazot, y no quiero ser el responsable de tus malas notas. —se pone de pie y me ofrece su mano para ayudarme a parar.

—es cierto... ahora, ¿como bajamos? — le pregunto y él sonríe.

—Simple...—vuelve a sacar el báculo y al alzarlo se transforma en el gran chacal, hace un gesto teatral de caballerosidad y me carga pegándome a su cuerpo, esta vez con mucha más delicadeza, poco a poco bajamos y entramos al Liceo, él regresa a su forma humana y me deja frente a la puerta de mi clan.—mañana te veré antes de que partas al mundo mortal, —me dice tomando mi barbilla y me obsequia un delicado beso en los labios.—¡y deja de pensar cosas perversas de mi!— grita en el pasillo y entra a su departamento mientras yo hago lo mismo. 

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