El universo se expande como nuestra conciencia hacia un infinito sin fronteras. Que inmensa locura donde estamos sumergidos en diminuto planeta azul. Puedo sentir lo insignificante que somos en este inconmensurable territorio sin límites. Puedo intuir que nuestra mente puede expandirse también hasta lugares insospechados. Como un pez que nada en un océano y no puede imaginar el mundo de fuera, así puedo adivinar otros mundos. Otras dimensiones que coexisten con nosotros más allá del tiempo y el espacio conocido. Así pues, que absurda es la certeza del que impone una realidad que percibe como única. Sin ninguna prueba afirmando su forma de sentir la realidad de esta existencia. Dando prioridad a la banalidad, perdidos en los laberintos de sus propios pensamientos, anhela un poco de paz que nunca acaba encontrando. Presa de su miedo se defiende con la ira en sus ojos. Para salvaguardar el ego que es toda su patria. Inmerso en un pozo profundo mira hacia arriba atisbando la luz sin trepar hacia la libertad de las yedras que encuentran su camino. Nace y muere sin que ocurra nada. Sólo vacío y soledad en una multitud de seres en continuo movimiento hacia ningún destino concreto. Tan sólo el placer efímero que se obtiene del reconocimiento en el mundo de las apariencias. Un baile de máscaras en un carnaval que esconde los rostros de la tristeza. Es tan sólo el Amor la única posibilidad de un encuentro de todos. En el caos de este universo el orden lo establece la atracción de los astros para mantener tan divino equilibro. La razón es la manzana que mordiendo Adán y Eva expulsandonos por iniciativa propia del paraíso. Una libertad que pudo haber sido un gran escalón en la evolución, se convierte en una prisión enjuta de la existencia. Nuestros ancestros irguieron sus cuerpos en la extensa sabana para mirar por encima de la yerba y tomar los frutos del árbol. Un espíritu de trascendencia se respiraba en la oscuridad de las cavernas. Entre las pinturas rupestres los dioses que habitan en la naturaleza y hechos cotidianos como reunirse para cazar en grupo. Y ahora la amenaza de un mundo virtual nos adentra en una zona peligrosa y yerma de vida. La naturaleza es la pista que hemos olvidado. El encuentro con Dios más allá de un concepto. Una expansión de una onda en un océano sin fin. Nuestro origen es nuestro final, como no podía ser de otra manera. Un retorno al Amor y a lo que mantiene unida está maravilla que es la vida. Una esperanza si despiertas. Si abrimos los ojos del alma para salir de este sueño que es como un letargo incómodo. La mejor postura es la libertad del pájaro que despliega sus alas para volar en este misterio siempre por desvelar.
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El desván del gato verde
ДуховныеEl desván del gato verde es un compendio de reflexiones, sobre el mundo que nos rodea y la vida en general escrito en clave de poesía. Un viaje a través de pensamientos, que consideran a la espiritualidad, la brújula fundamental para tomar rumbo ha...