Tribus y clanes

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Observo la seguridad con la que se defiende una postura con argumentos que dividen. Desde siempre detrás de la razón existen unos intereses claros. No se busca una razón para salvaguardar a todos. Sino para mejorar las condiciones de otros y echar la culpa a quien no piensa como ellos o pertenece a una estirpe. Estamos aislados unos de otros y separados por pautas que nos enseñaron desde pequeño. Todo lo que sea de nuestra conveniencia es lo verdadero sin importar lo más mínimo el sufrimiento que se pueda generar. El mundo está lleno de tribus y de clanes. Dentro de los clanes a su vez siguen las divisiones. Hasta nos dividimos a nosotros mismo cuando no somos íntegros. Las diferencias parece que nos protegen de no parecernos nunca a lo que rechazamos din ni siquiera conocerlo. No opinamos desde la experiencia sino de lo que escuchamos y nos han dicho. De ahí sacamos las certezas que con arrogancia el soberbio bebe de sólo de su propio veneno. El resultado es la indiferencia y la falta de empatía con aquello que no conocemos, ni queremos conocer porque conlleva implicarse en formar una unidad y un solo proyecto para todos. Hablamos de amor, pero hacemos poco por él. Los latidos del corazón son muy similares en la diversidad de un mundo que clama a gritos unidad. Todos nacemos de una mujer y todos cuando llega el atardecer de la muerte dejamos de actuar en este teatro. Nunca me gustó generalizar. No pienso que haya unos salvadores y unos culpables. Eso es para los que no se salen de la fila. Todos bebemos de la misma fuente el agua que sacia la sed. El Amor el único propósito.  

Alberto Real Borrueco

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora