El desván del gato verde

No hace falta morirse para descansar en paz

Cada día estoy más convencido de que tenemos que mirar por nosotros mismo. Nadie te cuidara mejor tu mismo. Somos nuestro mejor amigo. No merece la pena escuchar a quien te hace daño. A los que te olvidaron. A los que te señalan creyendo que sus certezas son las únicas verdades. Hay que dejar de sufrir por los que no tienen capacidad de comprenderte. Por los que no quieren escucharse nada más que así mismo. En la vida ya ocurren demasiadas tragedias y se abren demasiados frentes como para permitir que te hagan daño. No merece la pena. No es importante. Toma fuerza y sigue caminando hasta el final. La vida pasa pronto y sólo cuenta la intensidad con la que vivamos. Sólo cuenta el rastro de amor que vayas dejando a cada paso. Suelta el peso. Descarga tu pena. Desprénderse del miedo. Siéntete liviano y sigue soñando con lo que te haga sonreír. No mires hacia atrás. Ni cuanto te hayas equivocado. No hace falta morirse para descansar en paz. Siente la calma en tu pecho. No corras tanto. Nada es demasiado importante. No te preocupes de que pasará mañana. Ni de lo que paso. Pasa la vida con un corazón abierto y deja que sanen las heridas. Tu refugio está en ti mismo. Nada puede arrebatar la serenidad que mereces. Eres hermoso. Brilla ahora como una estrella que algún día desaparecerá del cielo. Reparte la luz que eres donde encuentres oscuridad. Dentro de ti el tesoro que nunca se acaba, cuando comprendes que la felicidad sale a tu encuentro... y te pilla siempre cuando te estás dando.

Alberto Real Borrueco