Nada de lo que nos sucede ocurre por casualidad. Nos enfadamos con el destino cuando pasan desgracias. Pero absolutamente de toda situación complicada podemos aprender algo bueno. Los períodos de crisis por una enfermedad o la muerte de una persona a la que acabamos no son un castigo. No son una maldición cuando esa situación en vez de arrojarnos al infierno nos impulsa hacia arriba con fuerzas. En un reto por alcanzar el cielo nos vuelve más humanos. No vamos a evolucionar demasiado celebrando festines en bandejas de plata. Es en el momento de más oscuridad cuando más ansias tienes de envolverte en la luz. En la tempestad cuando más calma necesitas. En el sufrimiento cuando más valoras los pequeños instantes de felicidad. En la misma muerte cuando se resucita. Aceptar no es resignarse. Es dejarse llevar por la fuerza de la corriente y dejar de luchar contra el destino. No es lo que queremos nosotros, es comprender lo que quiere el universo. El amor nos conduce directamente hacia la esencia de lo que somos. Cuando se derrumba el ego, podemos construir desde nuestro verdadero centro. Todo pasa por algo y algo pasa cuando experimentamos cambio. Siempre naciendo y renovando. A cada muerte un paso.
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El desván del gato verde
SpiritualEl desván del gato verde es un compendio de reflexiones, sobre el mundo que nos rodea y la vida en general escrito en clave de poesía. Un viaje a través de pensamientos, que consideran a la espiritualidad, la brújula fundamental para tomar rumbo ha...