Cuando gozamos de buena salud física no somos conscientes del tesoro que tenemos. No valoramos lo suficiente la vitalidad y las fuerzas. Pensamos que lo de enfermar le toca a otros o las personas mayores desgastadas por los aňos de vida. Pero la verdad es que somos finitos y que aprovechar el tiempo que se nos ha dado es fundamental para cuando nos tengamos que marchar podamos decir que hemos vivido. La enfermedad lejos de ser una amenaza se puede convertir en nuestro maestro. Nos hace mas humildes y nos engrandece al sentirnos pequeños. El dolor de uno es el dolor de todos y no es justo olvidarse de aquellos que experimentan la frialdad del hospital o el exilio de la sociedad impuesto por una soledad no buscada. Para aquellos que sufren mi mas profundo amor. Para aquellos que luchan por vivir y recobrar el ánimo mi mayor deseo de recuperación. Salud.
Alberto Real Borrueco
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El desván del gato verde
SpiritualEl desván del gato verde es un compendio de reflexiones, sobre el mundo que nos rodea y la vida en general escrito en clave de poesía. Un viaje a través de pensamientos, que consideran a la espiritualidad, la brújula fundamental para tomar rumbo ha...