La conciencia indomable

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Un pensamiento homogéneo ciudadano y mentes maleables. Como sumidos en un profundo sueño nos creemos despiertos. Con certezas de lo que está bien y lo que está mal. Sin posibilidad de escuchar otra postura que no sea la que está grabada en su disco duro. Adorando a los ídolos que tras las pantallas sentencian con sus palabras los caminos correctos. La mayoría no se puede equivocar, claro es que son la mayoría. Ni un atisbo de duda que muestre debilidad y posibilite un cambio en los viejos cimientos. Sin buscar otras perspectivas. Otros ángulos de vista que nos faciliten la compresión de lo que es diferente. Sin indagar en el origen de las cosas ponemos punto final a lo que está inconcluso. Para que complicarse. Fagocitados por el control de unos pocos que insaciables de mentes confusas se alimentan de la estupidez humana para llevar a cabo sus planes. Pensamientos rígidos sin demasiada reflexión. Atascados en convicciones inamovibles. Aduladores del sentido común de los hipócritas y falsos profetas de nuestro tiempo. Inmutabilidad ante el sufrimiento humano. Cómplices de la indiferencia. Esclavos del consumismo. Al borde del precipicio creyendo que pisan tierra firme. Un mundo con miedo a la verdad que prefiere someterse a la verdad que nos han impuesto. Unos pocos han conseguido que sólo sea relevante lo que ellos deciden mostrar. Es preferible la ignorancia en estos tiempos. La ignorancia del prepotente que con un discurso lineal no ve más allá de sus narices. Mientras tanto todo se derrumba ante los ojos de los que festejan la fiesta de su poder finito. Sólo en el pueblo reside esa soberanía del poder y la libertad de la conciencia indomable.

Alberto Real Borrueco  

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora