Dragones imaginarios

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Si nos paramos a observar nuestra mente, descubrimos una cascada de pensamientos que continuos de más o menos trascendencia, que van saltando de uno a otro, en forma de imágenes como una batidora se van mezclando y creando un estrés de deseos, emociones y ideas que no dejan descansar a nuestra mente. Tendemos a preocuparnos en vez de ocuparnos, en la medida que le damos poder a un pensamiento. Así va tomando fuerza en nuestra psique. El peor enemigo de nosotros mismo es el miedo, miedo al futuro incierto, miedo de recuerdos del pasado, miedo de tener miedo. El miedo es como un dragón que nos han dicho que hay detrás una puerta, existe el miedo de abrirla, que nos calcine con una bocanada de fuego. Así pasa el tiempo y nuestro dragón imaginario va cogiendo poder, sin que abramos la puerta, hasta que un día llenos de coraje abrimos la puerta y descubrimos que no hay nada detrás de ella, solo otra puerta. Nacemos para abrir todas las puertas cerradas, para vivir, para ser felices, para respetarnos a nosotros mismo y respetar a todo el mundo,porque todos somos dignos de ser amados. De poco o nada sirve odiar, que es otorgar demasiada importancia a alguién que repudiamos. Una vez más podemos descubrir que dentro de nosotros tenemos un gran potencial, para enfrentarse con las dificultades. Esto es un trabajo interno para dejar de luchar con dragones imaginarios. La vida no es una amenaza,sino un reto.

Alberto Real Borrueco  

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora