Luciérnagas en mi pecho

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Qué nada, ni nadie te robe la paz interior. Nadie es demasiado importante cuando está en juego la libertad del alma. Cuestionarnos donde ponemos la atención. Donde está la mente. Decidimos sanar heridas o alimentar el rencor. La vida pasa pronto como el vuelo de una mariposa. Renovarse por dentro es prioridad. Intuyo que el silencio tiene todas las respuestas. Demasiado ruido forman las malas emociones y soltar lastre nos vuelve livianos. Como una pluma que flota en el agua. Dejándose llevar por la corriente hasta el mar. No esperes que te comprendan. No es fácil. Aferrarse a los sueños es una quimera. Desde hoy. Desde ahora. En este instante, penetrar en un bosque sombrío para perderme en la noche, encuentro con la luz de las luciérnagas en mi pecho.

Alberto Real Borrueco  

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora