Tenemos esa extraña habilidad de ver en los demás los errores que no nos gustan observar en nosotros. Una sana autocrítica y el reconocimiento de nuestras meteduras de pata no son una humillación, sino una puerta que se nos abre a ser más humildes y humanos. Escondemos toda la basura que llevamos a cuesta con la hipocresía. Incluso con un autoconvencimiento respaldado por los que nos dan la razón como refuerzo para disponer de una conciencia tranquila y decorosa al mundo. Decir me he equivocado es igual a perder prestigio y posición. Para muchos es ceder y rebajarse. Decir me he equivocado es igual a perder la razón y sentirse inútil. Cuando el sentido común depende mucho del sistema de creencias que haya aprendido cada uno. Somos aquello que describieron otros y encaja en nuestra escala de valores. Esta mal visto dudar porque parece algo de débiles. Sólo el que desmonta sus propias ideas puede llegar a conforma un pilar firme en su pensamiento y forma de actuar. La vida es cambio y no hay evolución para el que cree que no se equivoca. Porque ese es probablemente su mayor error.
Alberto Real Borrueco
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El desván del gato verde
SpiritualEl desván del gato verde es un compendio de reflexiones, sobre el mundo que nos rodea y la vida en general escrito en clave de poesía. Un viaje a través de pensamientos, que consideran a la espiritualidad, la brújula fundamental para tomar rumbo ha...