El universo es humilde

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En un mundo de certezas el universo infinito se manifiesta con misterios insondables. La fuerza de la costumbre no nos permite ver su grandeza. Hemos dejado de mirar las estrellas para mirar pequeños rectángulos, convertidos en apéndices de nuestro propio cuerpo, donde se nos brinda una realidad virtual con un gran poder hipnótico. Los que apuestan por la razón no tienen más remedio que reconocer que no todo lo explica la ciencia. Sin la ciencia no habría conocimiento, pero estamos a años luz de comprender la vida que en si misma es el principal misterio. En lo más ínfimo de la materia las partículas subatómicas se escapan de la razón convirtiéndose en ondas y otras veces conservando su masa. El misterio es mayor cuando dependiendo del observador las partículas se comportan de una manera u otra. Una teoría que unifique el universo y el mundo de las partículas hasta ahora es irreconciliable. Hay fronteras que al atravesar todo se vuelve incierto. Es apasionante pensar en el milagro de la propia existencia. En la medida que nuestra conciencia se amplía, al mismo son el universo se expansiona hacia los confines de ningún lugar en ninguna parte. En la medida que nuestra conciencia se simplifica se adentra en el vacío de una materia que en lo más ínfimo se vuelve invisible y se escapa a la razón. De paso por una experiencia increíble cada instante es una oportunidad. En un viaje que termina con la muerte y nos adentra no se sabe donde, quizás para volver a nacer. Como las estrellas que explosionan cuando mueren para dar el resultado del nacimiento de las nuevas estrellas que germinan de las nebulosas. Ante tanto misterio el ego del hombre es una ilusión efímera con fecha de caducidad. La soberbia no permanece. En la humildad sólo se puede observar con claridad tanta grandeza.


Alberto Real Borrueco

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora