Lejos de las leyes de los hombres

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No es sino adentrándose en la oscuridad más absoluta, donde el alma siente la mayor esperanza de reencontrarse de nuevo con la luz. En el punto culminante y más oscuro de la noche se espera el primer atisbo de luz de un nuevo amanecer. No basta con desear el encuentro con Dios. No es suficiente con anhelar el despertar de la conciencia. Sólo cuando el reto posee la fuerza y la convicción de mil huracanes se está dispuesto a dejar todo por un instante sagrado en el Ser. No es sugestión ni desvarío de la razón. Es el recuerdo que queda de un momento precioso. Qué cuando el alma siente ese néctar desea volver a beber. Un mundo establecido se rompe en mil pedazos y el universo se vuelve extraordinariamente maravilloso en lo más insignificante. Si no se suelta de una vez todo, no se puede tomar todo. Cada camino es personal y son multitud los rumbos a seguir. Pero el verdadero encuentro consigo mismo no es un objetivo fácil. Se tienen que derrumbar todos los ídolos que adora el ego. En el silencio más profundo encontré un ápice de paz interior. Como una mariposa luminosa que se introduce en un cueva y apenas puedo seguir con mis pasos y una vez más ya no se donde esta. Perdido en mil laberintos de oscuridad persigo la luz que me persigue. Cuando nada importa para que te vuelva importar todo. Sin conceptos, definiciones, ni recomendaciones. En la morada del Ser. La luz se manifiesta original y preciosa. En lo que Soy me veo en todas las cosas, lejos de las leyes de los hombres y cerca de la Naturaleza. En todas las cosas mi alma está y no lo sabía. Las estrellas siempre brillan en la oscuridad.

Alberto Real Borrueco  

El desván del gato verdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora