Hace años recuerdo como en los jardines de las ciudades, revoloteaban las mariposas y las libélulas. Cuando llegaba el verano las chicharras en los árboles se dejaban escuchar en las horas de máximo calor. Los grillos por la noche cantaban con los movimientos de sus alas. Los charcos se llenaban de renacuajos cuando llovía. Los murciélagos danzaban por el cielo cuando caía la tarde. Los gorriones eran multitud y las golondrinas nos visitaban todos los años. Las mariquitas se lucían con sus vivos colores encima de las plantas. Los saltamontes eran posible verlos sobre las ramas de los arbustos. Las siempre trabajadoras hormigas eran una amenaza para nuestra despensas. Hasta hay menos mosquitos aunque a estos no los echo de menos. Como las molestas y pesadas moscas que acababan por mosquearte. Me pregunto que esta pasando que cada año se notan más cambios. La vida se desplaza de las ciudades por diferentes motivos entre ellos la contaminación. No hay duda de la desaparición de estos pequeño seres en las urbes de asfalto. Nos alejamos definitivamente de la naturaleza a pasos agigantados sin darnos apenas cuenta. Nuestro viejos compañeros de las ciudades marcharon y ya no se si algún día volverán. Ellos fueron los primeros en marcharse. Quizás a este paso algunos humanos también se alejen si se lo pueden permitir.
Alberto Real Borrueco
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El desván del gato verde
SpiritualEl desván del gato verde es un compendio de reflexiones, sobre el mundo que nos rodea y la vida en general escrito en clave de poesía. Un viaje a través de pensamientos, que consideran a la espiritualidad, la brújula fundamental para tomar rumbo ha...