Blindfolded

Capítulo XLV: "Olvidarme Jamás"

**CANCIÓN SUGERIDA: "Don't Play Games- Aron Wright"

"Los Cincuenta Pasos del Éxito Empresarial"

Escritos por: Camila E. Howland Allen.

45. En la vida se toman decisiones difíciles que pueden cambiar el rumbo de tu bien estructurada planificación. Por eso un buen empresario planifica pensando en los errores, para así evitar que el objetivo no se cumpla. Perder no es una opción, jamás. 

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FLASHBACK

CINCO AÑOS ATRÁS

CAMILA'S POV

En este momento estoy de pie en la fila esperando subir para recoger mi diploma en Negocios. Debería estar feliz, y lo estoy, hasta cierto punto. Porque a pesar de ser un día especial mi madre no deja mi mente. Siempre la recuerdo en cada paso que doy, pero este día en especial su recuerdo me está torturando, ¿Valió la pena? Me pregunto siempre conteniendo el deseo de llorar.

Este era mi sueño, lo visualicé desde pequeña cuando acompañaba a mi madre horas y horas a sus trabajos en diferentes casas. La veía trabajar una y otra vez a medida que iba creciendo sin descanso. Sus manos siempre ásperas y sus pies siempre adoloridos. ¿Eso era vida? Mi madre pensaba que sí, pero ella no veía lo que yo veía. Ese no era futuro para las dos.

Por eso cada día, cada hora que trabajaba a su lado me prometí ser diferente, ser mejor y superarme. Cada día me juré a mí misma que en algún punto de su vida sería mi madre la que tendría personas que hicieran todo por ella. Yo iba a darle eso. Mi madre tendría una persona que le ayudara con su cosas personales, que le trajera su desayuno favorito a la cama, que lavara su ropa, y que le diera clases de equitación que era algo que a ella le encantaba. Ahora puedo darle todo eso, pero ella ya no está conmigo.

Ahora estoy aquí lista para subir por un diploma que me costó cuadro años de mi vida, y luego dar mi discurso al ser graduada con Honores de la Universidad, el mejor promedio, la primera con una oportunidad de trabajo donde tendré un salario muy bueno, pero mi mamá ya no está aquí para verlo. No está conmigo y no puedo decirle frente a frente que lo logré. Que ahora soy lo que siempre quise ser para ella.

Sé que tengo que subir y sonreír aunque por dentro esté llorando. Sacrifiqué tanto para llegar a este lugar, mi inocencia, mis sueños, y perder la vida de mi madre fue el peor dolor que jamás pude sufrir. Al perderla a ella parte de mi alma murió y no creo volver a recuperarla jamás. Nunca más volveré a ser la misma mujer, mis sueños están rotos y mis logros son a medias.

En este momento se acerca un cambio a mi vida, pero a medida que avanzo hacia ese cambio algo me detiene miro al estrado y allí esta ese perfil, esa boca, ese rostro y ese cuerpo.

En todos estos años jamás me había fijado en otra mujer. Admito que lo traté de evitar durante meses antes de que ella se graduara y dejara el campus. Pero cada vez que tenía una consulta con Kate, mi psiquiatra, la encontraba. Siempre estaba sentada en el mismo lugar, observando su teléfono, agenda electrónica o cualquier otro aparato que le permitía estar comunicada aparte de un estuche de lo que parecía ser una cámara fotográfica que siempre iba a su lado. No era de extrañar. Ella era una mujer extremadamente ocupada. Sus notas sobresalientes, sus trabajos en la empresa multinacional donde había hecho sus prácticas en la cual había ascendido casi de inmediato permitiéndole invertir en su propio negocio.

Era admirable para una mujer que tenía mi misma edad pero que estaba mucho más adelantada que yo en la Universidad. Jamás me había atrevido a ver su rostro de frente, pero había memorizado su perfil. Cada curva de su hermoso rostro se dibujaba en mi mente como si fuera una fotografía. Era una fotografía que me obsesionaba. Había algo en esa mujer que me atraía como la abeja a un panal. No podía evitarlo; pero tampoco quería hacerlo.