Hola, Caín [Gratis]

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Hola, Caín.

Los días posteriores a nuestro encuentro en tu casa han sido muy incómodos y dolorosos. Apenas me he atrevido a mirarte en el colegio. Te has acercado a mí una infinidad de veces, pero en todas he hecho lo posible por alejarme de ti. Seguía y sigo dolido por lo que sucedió.

Hoy tuve el valor de contarle a Nora lo que ha pasado entre nosotros. No quería conversarlo con ella, pero no tenía con quién más hablar del tema.

—No puedo creerlo. —Nora llevó una mano a la boca y abrió los ojos de par en par—. ¿Me estás contando que Caín y tú pasaron la tarde juntos en su casa? —preguntó con un exagerado entusiasmo.

Por supuesto que omití la parte en la que me mostraste tu ático secreto y cuando me confesaste que te gusta ella, pero sí le conté que me pediste que te acariciara en tu cumpleaños y que pasamos horas escuchando música hace días, entre otras cosas.

—Sí, Nora —confirmé—. Todo sucedió de verdad.

Ella se lanzó a abrazarme como felicitación.

—¡¡¡Amigo, estoy muy feliz por ti!!! —exclamó. Honestamente, sonaba sincera.

—No te emociones tanto —resoplé, triste—. Él es heterosexual.

—Vamos, ¿cómo podría serlo después de que escucharon música sobre su cama, se lanzó sobre ti para hacerte cosquillas y luego te abrazó en su azotea mientras miraban las estrellas? —Ella rio—. Ni hablar de cuando te pidió que acariciaras su cabello. No seas ingenuo, Charlie. Sin duda es gay, y está locamente enamorado de ti.

Si hubiera tenido agua en la boca, la habría escupido en su cara a causa de la risa.

—¿Enamorado de mí? ¿En serio? —Reí para no llorar—. La ingenua eres tú. Es imposible que alguien como él se fije en alguien como yo.

Me dolió el corazón al decirlo en voz alta. Si tan solo Nora supiera lo que tú sientes por ella, no habría sugerido la posibilidad de que fueras gay.

—¿Por qué es imposible? —demandó, ceñuda—. Eres muy guapo, Charlie. Tendría que estar loco para no fijarse en ti.

—Porque es heterosexual —insistí—. Que hayamos hecho todas esas cosas no lo hace gay.

—Claro, y yo tengo un tercer ojo en el culo. —Puso los ojos en blanco—. Esa abeja quiere de tu polen, amigo. O te das cuenta, o miras cómo otro te lo quita.

"U otra" pensé. "Como tú, por ejemplo".

—Te recuerdo que él te besó —comenté con desagrado. Ella se incomodó—. ¿Con qué motivo lo habría hecho si no fuera heterosexual?

—Supongo que necesitaba besar a una chica para descubrir si sentía algo y confirmar si es gay o no —sugirió, encogida de hombros—. Y por favor, ya te dije que olvidaras ese maldito beso. No significó nada para mí, y él tampoco significa nada para mí. No entiendo por qué rayos te gusta. Es el típico chico lindo y falsamente inocente que se codea con los imbéciles del colegio, el cual tiene a todas las chicas a sus pies y el que hasta por echarse un gas causa furor. Nunca me gustaría alguien como él.

Sentí que me quitó un peso de encima, pero, al mismo tiempo, me llené de inseguridades.

—Y ¿qué hay de Luis? —inquirí—. Él es exactamente como describes a Caín.

—Ahí es donde te equivocas. —Nora gesticuló con las manos como si fuera nuestra profesora de química—. Luis es un idiota, sí, pero uno muy transparente. Es de esa clase de idiotas que sabes que lo son con solo una mirada, así que puedes divertirte con ellos sin grandes expectativas. Caín, en cambio, esconde más de lo que piensas. No estoy segura de qué es lo que oculta, pero sé que hay algo turbio detrás de esa cara de niño bueno que no mata una mosca. Ten cuidado, Charlie; él podría acabar contigo.

Si bien me molestó que hablara mal de ti, sé que debería reflexionar si tiene razón.

¿Eres malo, Caín?

¿Vas a apuñalarme por la espalda como Caín a Abel?

Espero que no porque, a pesar de todo, te quiero demasiado.

Charlie.

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¿Qué piensan ustedes? ¿Creen que Caín es malo? Los leo.