☁️ 9 ☁️

28.2K 3.9K 867
                                    

Hola, Caín.

Hoy me siento triste y feliz al mismo tiempo.

Por la mañana, al llegar al salón de clases, me saludaste.

¡¡¡ME SALUDASTE, HERMOSO!!! ¡¡¡Aún no puedo creerlo!!!

En cualquier momento sufriré un infarto o explotaré debido a la felicidad que siento. Nunca me habías dicho nada que no tuviera que ver con lo académico o que no se tratara de una cuestión de mera cortesía, como cuando me empujaste de forma accidental o cuando me preguntaste si estaba bien luego del incidente con tus amigos.

Esta mañana, en cambio, me dijiste:

—Hola, Charlie. ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo?

Esbozaste una cálida sonrisa que me elevó hasta el espacio y que me dejó sin habla.

Literalmente.

No pude responderte. Permanecí en silencio y te miré como si fueras el fantasma de mi perro muerto.

Tú, tras mi incómodo e inacabable silencio, resoplaste con tristeza y te fuiste a tu asiento.

Lo siento mucho, Caín. Tienes que entenderme: estaba saltando en un pie por dentro. El impacto y la alegría no me permitieron abrir la boca.

Te quiere,

Charlie.

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora