Primera parte
📝
Hola, Caín.
Ha pasado mucho tiempo desde la última carta. Bastante, en realidad. ¿Cuatro meses? ¿Cinco? No lo sé. Perdí la cuenta...
Porque la vida nunca fue más dulce.
No volví a escribirte por el simple hecho de que estuve demasiado ocupado disfrutando mil momentos a tu lado como para sentarme, tomar un lápiz o poner mis dedos sobre el teclado de la computadora y relatar nuestras vivencias en nuevas cartas. Antes era terapéutico, luego se convirtió en una manera de recordar viejas épocas en las que no estábamos juntos, en las que el destino se encargaba de separarnos, en las que el miedo levantaba muros enormes entre nosotros.
Pero hoy, necesito volver a escribir. Tengo que hacerlo.
Primero que todo repasaré lo que ocurrió luego de que fuiste dado de alta. Tras tu salida del hospital, ambos contamos con licencias médicas que nos otorgaron al menos catorce días de paz antes de volver a la rutina y vernos obligados a enfrentar el mundo real. Pasamos juntos las primeras dos semanas, algunos días en tu casa y otros en la mía. Tu madre no tenía reparos, mientras que mis padres ya sabían que eras mi novio y, aunque al comienzo fue incómodo para ellos, acabaron acostumbrándose. No les quedó otra opción, supongo. Eran conscientes de que su negación no bastaría para separarnos. Hasta ese momento, nada ni nadie podía hacerlo.
Los primeros días de tranquilidad los pasamos encerrados. No tenías permitido conducir ni ir a ninguna parte debido a los mareos que te provocaba la reciente contusión en tu cabeza, y a mí no me dejaban hacer nada que implicara mucho esfuerzo. Mi corazón seguía débil, pero al menos era feliz.
En uno de los tantos días que pasaste en mi casa, finalmente cumpliste tu deseo de pintar mi cuarto. Tu madre nos dio dinero suficiente para comprar pinturas de múltiples colores con las que creaste un cielo estrellado en mi techo y un bosque en las paredes de la habitación. Yo te ayudé en lo que pude, pero la mayor parte del trabajo la hiciste tú. Cuando acabaste de pintar, por poco liberé un par de lágrimas. Mi dormitorio ya no parecía eso, sino que, tal como el fuerte que construimos en tu casa cuando aún no éramos novios, el cuarto se convirtió en un pequeño universo que nos invitaba a quedarnos en él. No imaginas lo estimulante que era besarte bajo el firmamento que tú mismo creaste. Siempre te estaré agradecido por un regalo tan lindo como ese.
Al día siguiente, tuvimos la oportunidad de visitar a la tía Brenda en el retén en el que la mantuvieron encerrada durante lo que duró la investigación previa al juicio. Ella nos dijo que los policías la trataban bien, pero los dos nos dimos cuenta de que no era así. La tía tenía ojeras que demostraban que dormía poco, perdió peso en apenas unos días de cautiverio y le notamos varios cardenales en los brazos y en las muñecas. Ella no merecía recibir un trato tan inhumano. Era obvio que los policías no la maltrataban por tener un mal comportamiento, debía haber otra razón. No puedo imaginar a la tía Brenda causando problemas. Ella es una heroína, no una criminal.
En cuanto a tu padre, él sobrevivió al disparo. Reaccionó al cabo de unos días y, aunque al principio su estado era delicado, mejoró con el paso del tiempo. Me avergüenza decir esto, pero no me habría dolido que falleciera. Después de todo, es lo que merece por tantos años de abuso contra tu madre y contra ti. Estoy seguro de que ni siquiera pasar décadas en prisión bastaría para que se convirtiera en una buena persona. Él, tal como la tía Brenda, estuvo entre rejas durante la investigación, pero no en las mismas condiciones que su hermana. Por desgracia, tu papá es un hombre adinerado con los contactos suficientes para acceder a ciertos privilegios.
ESTÁS LEYENDO
Hola, Caín [Gratis]
Teen FictionCharlie ama a Caín en secreto. Él cree que nunca será correspondido, pero el destino tiene sorpresas entre manos. ☁️ Charlie es un chico tímido y silencioso de dieciséis años que le escribe cartas sin enviar a Caín, su compañero de clase y amor plat...