Hola, Caín.
Estoy un poco dolido y celoso.
Esta tarde, después de clases, Nora y yo fuimos a verte jugar fútbol con tus amigos.
Nos sentamos en una banca situada en los extremos de la cancha del colegio. Ambos comíamos un sándwich, bebíamos jugo de fresa y observábamos cómo te movías de un lado a otro con movimientos tan gráciles como los de un tigre corriendo en el desierto.
Pensarás que soy un pervertido, pero experimenté un inesperado subidón de temperatura al contemplarte lleno de sudor. No pude evitar mirar atentamente cómo levantabas tu camiseta para limpiarte el rostro con ella, dejando al descubierto aquel marcado abdomen que nunca observé tanto como hoy.
No te gustaría saber todo lo que imaginé cuando te vi de esa manera. Yo mismo estoy avergonzado de mis propios pensamientos. Jamás te deseé de una forma no romántica; supongo que para todo hay una primera vez.
En un determinado momento, pateaste la pelota para pasársela a tu amigo, pero esta pasó de largo y dio a parar en la frente de Nora. Ella se desplomó de espaldas contra el césped y lanzó su jugo de tal forma que me empapó con él.
Fue bastante obvio que erraste el tiro a propósito, porque eres uno de los mejores jugadores del equipo y tienes una puntería que no cualquiera posee.
Te acercaste corriendo y, tal como en una película romántica, te agachaste junto a ella, tocaste su cara con una de tus manos y le preguntaste si estaba bien.
Nora se limitó a reír. Sus mejillas estaban coloradas por la vergüenza. No sé cómo, pero noté que eso te encantó. La miraste como si fuera un ángel caído del cielo y te ofreciste a llevarla a su casa.
Y ella, como si hubiera olvidado mi existencia y que me dejó con la cara empapada de jugo, aceptó tu propuesta y ni siquiera me pidió que fuera con ustedes.
Siempre volvemos juntos a casa, porque vivimos a solo unas calles de distancia. Hoy, a diferencia de la mayor parte del tiempo, no fui yo quien la acompañó.
Me quedé sentado en la banca viéndolos partir. Pude haber corrido tras ustedes, pero mi inseguridad no me lo permitió. Mi maldita timidez siempre ha sido más fuerte que mis convicciones, o al menos lo ha sido desde cierto suceso que cambió mi vida para siempre.
Espero que el incidente de hoy no sea el inicio de lo que tanto temo, Caín, pues eso me destrozaría. Pensar en la posibilidad de que Nora y tú se volvieran novios me tritura el corazón.
Te quiere,
Charlie.
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Hola, Caín [Gratis]
Teen FictionCharlie ama a Caín en secreto. Él cree que nunca será correspondido, pero el destino tiene sorpresas entre manos. ☁️ Charlie es un chico tímido y silencioso de dieciséis años que le escribe cartas sin enviar a Caín, su compañero de clase y amor plat...