Hola, Caín.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde la última carta. El dolor apenas me permite dimensionar la realidad. No sé qué día es hoy, si se ha cumplido una semana desde que hablamos o si ha transcurrido toda una vida desde que te abracé por última vez.
Me he convertido en una especie de robot carente de emociones. Mis movimientos son mecánicos, a duras penas pestañeo. Dejé de llorar por el simple hecho de que me cansé de hacerlo, no porque tu distancia dejase de doler. Esta sigue matándome lentamente como si de una enfermedad silenciosa pero terminal se tratara.
Estar lejos de ti después de haber estado tan cerca se siente como morir de hambre tras probar los mejores manjares del mundo. Es como llegar al límite del universo y no encontrar nada al otro lado, como volverse millonario y perderlo todo en cuestión de horas.
Nora me preguntó día tras día los motivos de mi deplorable estado anímico. No quería revelárselos... hasta hoy.
Sé que me pediste que no lo hiciera, pero no podía ocultarlos por más tiempo. Ella es la única amiga que tengo; debería cuidarla como tal, no descuidarla por penas de algo que ni siquiera puedo llamar amor. Necesitaba contarle lo que estaba callando para que entendiera el porqué de mi tristeza.
—No puedo creerlo —dijo una vez que le conté todo lo que pasó aquel domingo que sentenció el fin de nuestra amistad—. Qué lástima, amigo. Siento mucho que las cosas acabaran de esa manera.
Me limité a asentir con la mirada perdida en el horizonte. Estábamos sentados en las gradas de la cancha, tú jugabas al fútbol con tus amigos. Temía que, si miraba a Nora o si te miraba a ti, rompería a llorar después de días sin hacerlo.
—Lo sé. —Fue todo lo que pude decir tras largos segundos de silencio—. Lo tuve tan, tan cerca... y lo alejé por culpa de un arrebato. Me siento como la mierda. —Mis ojos se cristalizaron—. Desearía no haber cometido tal estupidez.
—Sabes que siempre estaré aquí para ti. —Nora me dio uno de sus abrazos apretados y reparadores de siempre—. Sé que no he sido la mejor amiga del mundo, pero siempre te apoyaré.
—¿De qué hablas? —Reí por primera vez en mucho tiempo—. Eres fantástica, Nora, y la única persona capaz de soportarme. Sé que soy muy raro; no sé por qué eres tan buena conmigo siendo tan atractiva y atrevida. Podrías tener amigos mucho más divertidos que yo.
—¿Hasta cuándo seguirás queriéndote tan poco? —preguntó con molestia—. Ya es suficiente, Charlie. Debes trabajar seriamente en tus inseguridades y en tu baja autoestima. Si soy tu amiga es porque te quiero y porque estuviste para mí cuando nadie se me acercaba por ser gorda y callada. ¿Acaso olvidaste que yo era tan tímida como tú? ¿Olvidaste que lidié con los mismos problemas, pero que pude salir adelante y superarlos? Al menos tú no tienes que bajar más de treinta kilos. —Se rio, y yo sonreí.
Siempre le agradeceré a la vida por poner a Nora en mi camino.
—Tienes todo para amar la vida, Charlie —continuó—. Tienes padres que te quieren, un bonito rostro que te empeñas en ocultar y una mejor amiga que ahora está tan buena como Scarlett Johansson. —Ambos reímos—. No es que no haya estado buena con unos kilos de más, pero ya sabes cuán idiota es la gente —suspiró con cierto pesar—. Como sea, el punto es que debes tratar de escapar de la burbuja en la que tú mismo te has encerrado, y es tiempo de que comiences a quererte a ti mismo.
En ese momento entendí por qué te gusta Nora, o al menos por qué solía gustarte. Ella fue capaz de superar sus problemas alimenticios, de sonreírle a la vida contra todo pronóstico y de vencer sus miedos sin necesidad de renunciar a su esencia.
Nora sigue queriéndome a pesar de que tiene todo para convertirse en una chica popular como tú. Definitivamente no la merezco. Me siento muy culpable por haber desconfiado de ella pensando que podría acercarse a ti sabiendo cuánto me gustas.
Ella está en lo cierto: es tiempo de que empiece a quererme a mí mismo. Tú no me quieres, así que debo hacerlo yo. Tengo mínimo amor propio; necesito que este sea más fuerte que mis sentimientos por ti.
Por primera vez, es tiempo de pensar en mí por sobre todos los demás.
Desde esta noche, mientras escribo esta carta, me prometo pensar un poco más en aquel Charlie que siempre dejo de lado.
Prometo quererme de la forma en la que nunca me querrás, Caín.
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Hola, Caín [Gratis]
Teen FictionCharlie ama a Caín en secreto. Él cree que nunca será correspondido, pero el destino tiene sorpresas entre manos. ☁️ Charlie es un chico tímido y silencioso de dieciséis años que le escribe cartas sin enviar a Caín, su compañero de clase y amor plat...