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Y con esta carta inauguro oficialmente la recta final de Hola, Caín.

* * *

Segunda parte

📝

Luego de culminar los minutos más placenteros que haya experimentado, nos quedamos en la cama mientras conversábamos sobre el futuro que anhelábamos tener. No dejábamos de besarnos, de abrazarnos ni de acariciarnos. Pensé que, tras nuestra primera vez, la incomodidad se apoderaría de nosotros, pero no fue así. Al contrario, nos unimos más que nunca.

Una confianza que no nos teníamos surgió entre ambos, realmente estábamos un paso adelante en nuestro amor. Sentí que establecimos una nueva conexión, una mucho más poderosa que las anteriores, una que creí que nada podría destruir.

—Quiero cinco hijos —contaste después de besar mi frente.

—¿Cinco? —Me reí—. ¿No crees que son demasiados?

—Bueno, bueno, tres y ya. —Pusiste los ojos en blanco y sonreíste.

—Si te soy honesto, no creo que pueda ser un buen padre —admití con algo de tristeza.

—¿Por qué no? —Hundiste el ceño.

—No lo sé. —Suspiré—. Quiero decir, ¿cómo podría darle a un hijo la infancia y la adolescencia que merece cuando la mayor parte de las mías fueron un infierno?

—Justamente por eso sabrás lo que necesita. —Pasaste una mano por mi cabello para ordenármelo. Me mirabas con una dulzura que me causaba cosquillas en el estómago—. Y nadie está listo para ser padre, Charlie, ni siquiera las personas más felices y estables lo están. No es algo para lo que puedas prepararte, es algo que se aprende con los años. Ya verás que, cuando llegue el momento, serás el mejor padre del mundo.

Te besé para dejar de lado el tema de los hijos. Era absurdo hablar sobre ello tan pronto, ni siquiera hemos cumplido los dieciocho años, aunque ya no falta casi nada. Sin embargo, hay mucho que debemos hacer primero, como seguir estudiando, lograr cierta estabilidad económica, explorar el mundo, casarnos y quién sabe qué cosas más. Puede que con el paso del tiempo nuestros sueños cambien y que ya no queramos casarnos ni formar una familia, sino ser solo tú y yo hasta el final. Lo que sea que vaya a suceder, lo haremos con tiempo y después de pensarlo con cuidado. Nos queda una vida por delante para cumplir cualquier sueño que formulemos desde hoy.

—¿En qué piensas? —te pregunté luego de un agradable silencio. Seguías acariciando mi cabello y mi cara con ternura, no parabas de mirarme.

—En que no te merezco. —Resoplaste con pesar—. Eres demasiado bueno para mí.

—¿Hasta cuándo insistirás con eso? —Me incorporé para verte mejor—. Caín, eres todo lo que siempre he deseado. Sé que soy muy joven y que me queda mucho por experimentar, pero dudo que algún día ame a otro hombre de la misma forma en la que te he amado a ti. El amor no se trata de merecerlo o no, se trata de ganárselo, y tú has sabido ganarte el mío mejor que nadie.

Exhibiste una sonrisa tan amplia como el lago y me diste un beso que se prolongó por al menos un minuto.

—Te amo, Charlie —declaraste a solo milímetros de distancia de mi boca—. Te amo como no imaginas.

—Y yo a ti.

Me abrazaste con tanta fuerza que por poco me cortaste la respiración. Me di cuenta de que te pasaba algo, pero no quise preguntar qué. No quería estropearlo todo con inseguridades y problemas. Por al menos un día, solo uno, necesitaba pretender que mi vida era perfecta y que no tenía nada de lo que preocuparme salvo de amarte con todas mis fuerzas.

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora