☁️ 41 ☁️

16.6K 2.6K 1.7K
                                    

Cuarta parte

📝

Dejamos las bicicletas en la parte trasera de la camioneta y condujiste hacia tu casa mientras escuchábamos música de rock. Me atreví a cantar junto a ti, en un tono mucho más bajo que el tuyo, pero muy sorprendente para tratarse de mí. Cantar es algo que no hago delante de nadie, ni siquiera delante de Nora.

—Quién diría que cantarías tan bien —dijiste sin despegar la mirada del camino—. ¿Por qué no me dijiste que tenías linda voz?

—No la tengo. —Me reí, nervioso—. Solo me gusta cantar.

—Cada día me sorprendes más y más, Charlie. En serio. —Sonreíste.

Me miraste solo un segundo, pero el suficiente para incendiar cada centímetro de mi cuerpo.

No fui capaz de responder, así que me limité a sonreír. Si supieras que incluso he escrito canciones sobre ti, tu asombro aumentaría al máximo.

Seguimos el resto del viaje cantando con despreocupación. Me sentía más feliz que nunca; algo muy inesperado después de recordar aquellos traumas que me han acompañado durante años. Tienes ese don de mantenerme de pie cuando mi mundo entero se cae a pedazos, y la capacidad de hacerme reír cuando todo lo que quiero es sumergirme en un mar de lágrimas.

Al llegar a tu casa, tu madre nos recibió y anunció que la cena estaba casi lista. Nos ordenó que fuéramos a lavarnos las manos y, mientras tanto, ella se comunicaría con mis padres para preguntarles si podía quedarme a dormir contigo.

Subimos las escaleras y entramos juntos a uno de los baños del segundo piso.

—Tú primero —dije, señalando el lavamanos.

—Podemos hacerlo juntos —propusiste con un guiño y una sonrisa.

Ambos nos acercamos al lavamanos. Echaste el agua a correr, nos enjabonamos y nos lavamos uno pegado al otro. Nuestra piel se rozaba en el proceso y, a pesar de que el agua estaba helada, sentía mis manos ardiendo al estar en contacto con las tuyas.

De pronto, me salpicaste un poco de agua en la cara a modo de broma.

—¡Oye! —chillé, molesto—. ¡No hagas eso!

—¿Qué pasa, Charlie? —preguntaste con burla—. ¿El chico vampiro se derrite con el agua?

Te dirigí una mirada fulminante, pero esbocé una sonrisa y te salpiqué un poco de agua. Así fue como iniciamos una divertida guerra en medio de tu baño.

Reí hasta que me ardieron las costillas. Tu madre nos regañó al bajar y descubrirnos mojados, pero acabó sonriendo y negando con la cabeza. Nos obligó a regresar al baño para secarnos. En ningún momento dejamos de reír ni de molestarnos el uno al otro.

Minutos después de secarnos, bajamos a sentarnos en torno a la fina mesa del comedor para cenar, y tu mamá nos informó que mis padres permitieron que pasara la noche en tu casa.

Al momento de servir la cena, descubrí que tenías dos empleadas domésticas. La primera se veía de unos cincuenta y tantos años, mientras que la segunda parecía de unos veinte. Nunca fui a ninguna casa que tuviera empleadas domésticas.

La comida dispuesta sobre la mesa se veía muy apetitosa, ni hablar de lo bien que olía. Todo apuntaba a que sería una gran cena, o iba a serlo hasta que la puerta principal se abrió y tu padre entró en la casa.

Tanto tu sonrisa como la de tu madre desaparecieron. La tensión invadió el comedor. Tu mamá se puso de pie para saludar a tu papá, se dieron un beso bastante forzado.

Él reparó en mi presencia.

—Vaya, tenemos visitas —dijo con una ceja enarcada. Detesto admitir que es tan apuesto como tú, pero lo es—. ¿Quién es tu amigo, Caín?

—Se llama Charlie —anunciaste de mala gana, sin despegar la mirada de tu plato—. Somos compañeros de clase.

—Buenas noches, señor —le dije con temor combinado con rechazo. Me producía un gran disgusto mirarlo e imaginarlo golpeando a tu madre o golpeándote a ti.

Tu padre se sentó con nosotros en la mesa. No despegaba sus ojos de mí. Supongo que le llamó la atención que me viera tan diferente a tus otros amigos.

—¿Cómo estuvo el trabajo, cariño? —le preguntó tu mamá.

Él ni siquiera se dignó a darle una respuesta. Todos comíamos con una inquietud que se tornaba sofocante.

—Y bien. —Tu padre se aclaró la garganta—. Cuéntame de ti, Charlie. ¿Tienes novia?

Enmudecí por unos segundos. Iba a responderle, pero tú te me adelantaste.

—Es gay, papá —anunciaste.

Tu mamá nos miró con preocupación. Tu papá, por su parte, hizo una mueca de asco.

—Es broma —dijiste con los ojos en blanco, salvando la situación.

Tu madre suspiró de alivio. Tu padre solo rio.

—Gracias al cielo —vociferó en tono mordaz—. Sería el colmo que trajeras maricones a casa o que tú te convirtieras en uno, hijo.

La ira fue innegable en tu mirada y en la mía. No sabes cuánto odio la palabra "maricón".

Ibas a decir algo, pero preferiste guardar silencio.

El resto de la cena fue un martirio. Tu papá finalmente habló sobre su día: decía cosas horribles acerca de la gente con la que trabajaba, despotricaba contra todo el mundo y trataba muy mal a las empleadas, sobre todo a la más joven, a quien regañó porque le sirvió de la botella de vino equivocada.

—¿Acaso no sabes leer? —espetó—. Te pedí vino malbec, no merlot. Bueno, qué sabrás tú de vinos, si toda tu vida has bebido nada más que agua. —Se rio.

La pobre empleada agachó la cabeza. Pude adivinar que se sentía humillada. Tu padre no solo te golpeaba y llamaba "maricones" a las personas como yo, sino que se sentía con el derecho de pisotear a cualquier persona que se cruzara en su camino.

Debido a todo lo sucedido durante la cena, más las cosas que me has contado sobre él, he decidido que odio a tu padre. Suena muy grave, y apenas lo conozco, pero es lo que siento. Lo odio y no puedo evitarlo.

Él salió de casa minutos antes de que termináramos de comer. No quise preguntarte adónde pudo haber ido, porque no quería arruinar nuestra primera noche juntos hablando de un hombre tan despreciable como él.

—¿Ahora qué? —te pregunté cuando nos hallábamos de pie junto a la mesa. Tu madre se había marchado a hablar por teléfono.

—Ahora... —Esbozaste una sonrisa que acabó con la tensión—. Ahora iremos a mi cuarto.


continúa ⬇️


📝



¡Gracias por leer, queridos lectores! Espero que estén disfrutando la historia a pesar de las cosas feas :')

Instagram: matiasescritor

Grupo de facebook: Lectores de Matt

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora