Primera parte
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Hola, Caín.
Volví a clases y enfrenté a cada alumno que ya sabe que soy gay.
Según Nora, la noticia se esparció por todo el colegio. En cada rincón se hablaba del chico de cabello gris que salió del clóset en pleno salón de clases, el mismo que golpeó a Hardy, uno de los idiotas más populares del establecimiento.
Tú no has ido al colegio en días. Esto me preocupaba tanto que apenas podía dormir por las noches. Ni siquiera contestabas mis mensajes o llamadas, así que imaginé lo peor.
Al principio pensé que simplemente te sentías demasiado triste como para salir de casa, ya que perdiste un lugar que significaba mucho para ti, pero no podía evitar pensar en mil otras posibilidades aterradoras, como que tu padre cumplió su amenaza y que te envió a una escuela militarizada o que te amarró, te amordazó y te encerró en el sótano de tu casa. Y no, no estoy exagerando, porque con un monstruo como él todo es posible. Estuve a punto de visitarte con la policía como escolta.
Junto a tu ausencia, fue una de las semanas más incómodas y desagradables de mi vida. Tuve que soportar miradas despectivas, empujones en los pasillos e insultos y burlas sin una pizca de empatía. Incluso los maestros me miraban con una notable incomodidad tras enterarse de mi orientación sexual.
¿No se supone que estamos en el siglo XXI? ¿Es que retrocedimos en el tiempo hacia la época medieval?
Por suerte, hubo unos cuantos alumnos que se acercaron a felicitarme por mi valentía, en su mayoría mujeres. Detesto ser tan tímido como para limitarme a sonreír como respuesta en vez de intentar hacer nuevos amigos que me acepten como soy, pero aún no gano la confianza suficiente.
Si crees que todo fue humillaciones o halagos de pasillo, estás equivocado. Algo muy malo estuvo a punto de ocurrir cuando fui a orinar durante uno de los recreos en tu cuarto día de ausencia: tus amigos aparecieron en el baño segundos después de que entré. No estaba Luis entre ellos, lo que significaba que querían hacerme daño.
Me di cuenta de que me siguieron hasta ahí, conscientes de que andaba solo. Había dos chicos en el baño, los cuales fueron echados al instante por tu grupo de amigos. Intenté pararme lo más desafiante que pude, pero no logré la postura amenazante que deseaba. Me sentía muy cansado mental y físicamente como para pelear.
—¿Qué rayos quieren ahora? —pregunté con hastío. No logré sonar agresivo, el miedo retorcía mis entrañas.
—A él —se limitó a ordenar Hardy—. Aseguren la puerta.
Jonas y Ronaldo se acercaron a agarrarme de los brazos y a cubrir mi boca. Intenté ser valiente, pero el terror me debilitó al recordar lo sucedido con Joaquín.
Pensé, ¿acaso me pasaría lo mismo que a él? ¿Estaba a punto de vivir algo de lo que nunca me recuperaría?
Mi temor a ser abusado desapareció al notar que Hardy sacó una navaja desde alguna parte, pero fue sustituido por el miedo a resultar herido.
—Te haré un pequeño recordatorio de quién manda aquí —anunció Hardy en voz baja con una sonrisa macabra—. No te atrevas a intentar meterme en problemas otra vez, maricón, o lo pagarás mucho más caro.
Se acercó lentamente a mí con la navaja en alto. La giraba como si de un juguete se tratara, y yo respiraba con dificultad a causa del pánico y de las manos que me impedían gritar. No iba a sufrir el mismo destino que Joaquín, pero eso no me tranquilizaba en absoluto.
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Hola, Caín [Gratis]
Teen FictionCharlie ama a Caín en secreto. Él cree que nunca será correspondido, pero el destino tiene sorpresas entre manos. ☁️ Charlie es un chico tímido y silencioso de dieciséis años que le escribe cartas sin enviar a Caín, su compañero de clase y amor plat...