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Hola, Caín.

No sé cómo expresar lo feliz que he sido últimamente.

Han pasado dos semanas en las que nos hemos saludado de vez en cuando en el colegio. No intercambiamos más que palabras y preguntas de cortesía, pero ha sido suficiente para sentirme cerca de ti.

No sé por qué me saludas ni por qué te fijas en alguien tan extraño como yo, sin embargo, no quiero dejar que mis inseguridades arruinen la mínima cercanía que hemos logrado. Quizás es tiempo de tragar mi desconfianza y de permitir que las personas entren en mi vida.

Lamento si no soy capaz de decirte algo más que monosílabos o de asentir con la cabeza. Me cuesta mucho expresarme con la gente y entablar conversaciones. Ni siquiera sé de qué hablan los chicos a nuestra edad.

Supongo que suelen conversar sobre chicas y deportes, dos temas que no domino para nada. Ya sabes que en lo deportivo soy tan inútil como un bikini en invierno, y nunca he sentido atracción por las mujeres. Tampoco es como si me fijara en muchos hombres, porque solo tengo ojos para ti.

Espero que nuestra proximidad aumente en los días venideros y que pronto estemos tan cerca el uno del otro que ya no podamos decir adiós.

Te quiere,

Charlie.

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora