Hola, Caín [Gratis]

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Primera parte

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Hola, Caín.

Esta es la última carta que te escribiré.

Supongo que no debería explicarte las razones, porque para ti son más que obvias. Sabes lo que hiciste.

Sin embargo, me despediré de igual forma. Necesito liberar el dolor que siento antes de decirte adiós.

Dormí solo una hora después del descubrimiento sobre la obsesión de Hardy. Apenas desperté por la mañana, me levanté en silencio y me preparé para ir a casa de Jeremy. Tú seguías durmiendo plácidamente, por lo que te dejé una nota sobre mi espacio de la cama en la que te anuncié que debía regresar a la ciudad debido a un asunto del que ya hablaríamos más tarde.

Me dolía arruinar nuestros planes de pasar la semana juntos en la cabaña de mis sueños, pero obtener la verdad era mucho más importante que cualquier otra cosa. Salí del que creía nuestro nido de amor y caminé hasta la carretera cercana, en donde abordé un autobús que me trajo de vuelta a la ciudad. Al llegar a mi casa, pasé las horas sintiéndome muy ansioso. No podía esperar a que Jeremy y yo obtuviéramos el misterioso video que me volvía loco de los nervios. Conté cada segundo que faltaba antes de la hora acordada en la que debía presentarme en casa de mi cómplice.

Recibí llamadas tuyas, pero las ignoré. No obstante, te envié un par de mensajes para mantenerte tranquilo y para que no aparecieras en mi hogar, de modo que no arruinaras mis planes ni sospecharas nada. Me dijiste que estarías en casa y te prometí que iría a verte por la tarde.

Una vez que la hora acordada llegó, tomé el autobús correspondiente que me condujo al hogar de Jeremy. Toqué la puerta y, tras abrir, él me dio un abrazo que me incomodó.

—Tanto tiempo, Charlie —dijo—. Por cierto, el cabello negro te sienta mucho mejor que el gris. —Se rio—. Pasa, por favor.

Entré con el corazón en la garganta. Tenía miedo de lo que fuera a suceder horas más tarde.

—¿Qué ha sido de ti? —me preguntó Jeremy apenas ingresé en su sala de estar.

—¿Dónde están tus padres? —inquirí en lugar de responder.

—Están en el trabajo. —Jeremy me miraba con una sonrisa sugerente—. Te ves muy bien, Charlie. Extrañaba hablar contigo.

—No quiero ser malo, Jeremy, pero no vine para sociabilizar. —Ya no aguantaba la espera—. ¿Todo listo para obtener el video?

Jeremy resopló con resignación y luego se aproximó a un sillón de la estancia para sentarse.

—Todo listo —anunció—. Hardy llegará en un par de horas. Le dije que mis padres no estaban en casa y que tenía ganas de coger... no dudó en aceptar mi invitación.

Sentí náuseas.

—¿Crees que sospeche algo? —Me senté junto a él.

—¿Sospechar? Hardy es un imbécil. —Jeremy volvió a reír—. No se enterará de nada, ya verás. ¿Puedo preguntar por qué has decidido desenmascarar a Caín?

Tuve que contarle lo que descubrí en tu teléfono. Su sonrisa desapareció tras escuchar que Hardy está obsesionado contigo.

—Ay, Hardy, Hardy... —Jeremy suspiró—. Siempre con esa fijación tan enfermiza por Caín...

—¿Ya lo sabías?

—Por supuesto que lo sabía. —Se mostró disgustado—. Hardy se la pasaba hablando de Caín: que Caín esto, que Caín aquello... el mismo día que vi el video fue cuando descubrí los mensajes que le enviaba. Ha estado obsesionado con Caín durante años, Charlie.