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Hola, Caín.

Es uno de los mejores días de mi vida.

Esta mañana, después de la clase de matemáticas, hice el intento de saludarte y de disculparme.

Te dije que ayer no pude responderte porque tenía mucho sueño y que por eso estaba un poco desorbitado.

Tú me creíste y te reíste como si nada, mientras que yo me moría de ganas de besarte.

—No te preocupes. —Te encogiste de hombros—. Yo también llego a clases hecho un zombie.

Esas palabras bastaron para que mi atracción por ti aumentara al mil por ciento.

No supe qué decir después, así que me limité a sonreír. Por tu parte, me devolviste la sonrisa y me hiciste sentir mil mariposas en el estómago.

Gracias, Caín.

Te quiere,

Charlie.

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora