💔 Hola, Charlie 💔

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Hola, Charlie.

Puede que nunca leas esta carta, porque ya no quieres saber de mí. Hace días rompiste conmigo y me partiste el corazón de una manera que me hirió mil veces más de lo que podría herir cualquier golpe de mi padre.

Sin embargo, te escribiré de igual forma. Necesito sentirte cerca de algún modo, y no se me ocurre uno más adecuado que este. Después de todo, tú también has escrito cartas que jamás te atreviste a entregarme.

Hay tantas cosas que quiero decirte... tantas que no sé por dónde empezar. Supongo que lo primero será explicarte cómo descubrí las cartas que me has dedicado.

¿Recuerdas la noche que dormí en tu casa? Desperté antes del amanecer. Antes de ello tenía un sueño maravilloso, uno en donde tú y yo vivíamos en medio de un campo rodeado de árboles y plagado de flores de todas las especies y colores posibles. En el centro se hallaba una pequeña casa de madera en la que vivíamos y frente a ella había una laguna. No era tan grande como la que visitamos en nuestras aventuras en las afueras de la ciudad, pero se reflejaba la luna y las estrellas en ella. Con eso bastaba para que fuera el lugar ideal para pasar una vida a tu lado.

Cuando el sueño acabó y desperté, lo primero que vi fue tu rostro. De inmediato creí que seguía soñando. No podía ser real que estuvieras junto a mí. Alguien como yo no merecía despertar en compañía de alguien tan bello e inocente como tú. Tenía que ser una fantasía, una mucho mejor que la que experimentaba antes de abrir los ojos.

Te observé dormir por al menos media hora. Quería recordar tus facciones para siempre. Me prometí a mí mismo que, apenas regresara a casa y me asegurara de que mi padre no estuviera en ella, crearía pinturas de tu rostro hasta el cansancio. Llenaría mi ático de retratos incluso si mi padre los descubriera y los hiciera trizas más tarde, porque ya no me afectaba su destrucción. Luego de tanto llorar comprendí que las pinturas son algo material, algo destructible, algo que se desgasta con los años. Un recuerdo, en cambio, puede durar una eternidad, y yo quiero que el tuyo me acompañe hasta mi último aliento.

Llegó un momento en el que te miré dormir por tanto tiempo que me dio sed. Necesitaba un poco de agua, así que me levanté y fui por ella al baño. Cuando regresé a la habitación, vi que aún dormías y yo ya no tenía sueño, por lo que me dispuse a explorar tu cuarto con la linterna de mi teléfono.

No imaginas las ganas que tenía de pintar cada una de tus paredes blancas. Incluso pensé en ir a una de esas tiendas que abren las veinticuatro horas para comprar algunas pinturas y sorprenderte creando un cielo estrellado en tu techo, pero acabarías despertando de todas formas por el olor a pintura o no alcanzaría a terminar antes de que saliera el sol. Descarté la idea y me decanté por crear algo simple como un dibujo o una tarjeta.

Busqué materiales en los cajones que tenía a la vista, pero no encontré nada salvo unos cuantos clips metálicos y un montón de hojas en blanco junto a la impresora. Me dirigí a tu armario esperando encontrar algo que me ayudara a confeccionarte un obsequio y, una vez que lo abrí y que rebusqué en él, hallé al menos cinco cajas con papeles en su interior. A simple vista noté que había cosas escritas en las hojas, algunas a mano y otras impresas. Pensé que nadie conservaría tantos papeles sin un buen motivo, así que tomé una de las hojas y comencé a leerla.

Mi sorpresa fue enorme al descubrir que lo primero que estaba escrito en el papel era "Hola, Caín". Fue entonces cuando me di cuenta de que no eran simples documentos lo que guardabas dentro de tu armario, sino que eran cartas escritas por ti para mí.

Noté que las cartas no estaban fechadas; se diferenciaban por un número en la parte superior. Hurgué en cada caja con el mayor sigilo posible hasta encontrar la carta con el número 1, después fue fácil enumerarlas todas. Cuando finalmente las puse en orden, leí cada una de ellas y recordé algunos de los momentos más importantes de nuestra relación.

Hola, Caín [Gratis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora