•Cap 42: Cobarde•

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No es que sea "Cobarde", si no que sé perfectamente la clase de situación a la que no quiero volver a vivir

No es que sea "Cobarde", si no que sé perfectamente la clase de situación a la que no quiero volver a vivir

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Los días pasaron, y las semanas también.

Todos estamos bien. Las calles volvieron a ser lo que eran. Las personas volvieron con su vida aburrida y rutinal.

Mis relaciones cambiaron. Mi padre se volvió a comportar de manera un tanto fría, exactamente igual a cuando era pequeña; aunque no le dura tanto al recordar que puede perderme otra vez.

En cuanto a Carl, bueno, él agacha la cabeza en cuanto se cruza conmigo, siempre con una sonrisa. Creo que se dio cuenta de que lo que sentía estaba mal, y trata de cambiar sin dejar de ser amigos.

Pero... eso no evita que recuerde. Desde aquel primer beso el pasado volvió a mí, y aquello que pude olvidar regresó. Y con lo que me confesó Carl aquella mañana luego del ataque de la horda, las imágenes me atormentan cada noche. Tanto que solo duermo tres horas al día, si es que puedo.

Sí. Los gritos, el miedo, sus manos, su voz. ¿Por qué nadie fue a ayudarme con tantos gritos provenientes de mi habitación?

Fue muy fácil olvidar en primer momento, bueno, tapar ese recuerdo con otros nuevos. Pero, ¿Qué es lo que el niño despertó en mí?

Ellos se fueron, el grupo encontró una comunidad y fueron para negociar.

Negociar. Nunca encontrarán un trato tan bueno como el que teníamos con Los Salvadores.

Claro, querían que fuera con ellos, pero no estoy de ánimos para hacer algo.

Simplemente vago por las calles de Alexandria. No en el bosque, como Carl y Enid se acostumbran a hacer, hasta ahora.

Sigo, con mi mirada perdida. Sin poder evitar llevarme a ese momento. ¡Qué asco me doy!

Escucho pasos detrás mío, alguien me está observando, probablemente siguiendo. Ese alguien era Carol, otra que eligió quedarse.

Carol: ¿Alice, estás bien? Desde hace días que te noto rara -preguntó, con un recipiente de galletas en la mano.

Alice: Estoy bien, Carol. Gracias por preocuparte -respondí en el tono más frío posible, para evitar que un sentimiento más fuerte se apodere de mí.

Carol: No parece -se acercó a mí, y me tomó del mentón- Vamos a un lugar mas discreto y me lo confiesas todo, ¿Te parece?

Asentí con los ojos humedecidos. Ambas entramos a nuestra casa, por lo que nadie puede sorprendernos.

Ella cerró todo, y se sentó junto a mí, demasiado seria.

Carol: Bien, no hay nadie aquí. ¿Qué sucede?

Alice: ¿Por qué te importa?

Carol: No solo porque tus distracciones pueden perjudicar al grupo por actitudes y acciones irresponsables; si no porque me importas niña, y le importas a mi amigo.

Alice DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora