Necesito enfrentar mis miedos, pero no podré hacerlo si tú estás siempre para evitar que me lastimen
John: ¿No tienes miedo de que alguien pueda pasarte por encima? -me preguntó, corriendo para alcanzar mi paso.
Alice: ¿Al soldado Dixon? ¡Por favor, rubio! Aquí, seguramente todos saben de mí. Y si soy temida en el "Armed Hearth" también seré temida aquí.
John: No lo sé, J. Son chicos más grandes. No deberías pasarte de...
Alice: Escucha -frené el paso, tomándolo de ambos hombros- Si algo me llegara a pasar, aunque lo dudo mucho, sé que tú estarás siempre a mi lado para protegerme. ¿No es así?
Levantó mi puño y lo cubrió con el suyo.
Alice: ¿Ahora? Vamos, quiero llegar al...
John: ¡Alice...! -me regañó.
Alice: Ash... No puedo cambiar ni tu pasado ni tu futuro...
John: Pero cuando me necesites...
Alice&John: Yo estaré para ti.
Sonreí fastidiada. No era el momento para hacer nuestra promesa. Pero por él haría cualquier cosa.
John: Prometo cuidar siempre de esta pulguita que tengo como amiga -decía sonriendo.
Alice: Ash, ¡Pulguita será tu abuela! -le grité, mientras corría detrás de él, así alcanzarlo.
°•°
Mis ojos se abrieron de repente. Me desperté asustada, y lo primero que hice fue agarrarme de la mesita de auxiliares que tenía al lado.
Siddiq vio mi estado y no dudó en acercarse a mí.
Alice: No te preocupes, estoy bien -afirmé.
Siddiq: ¿Qué te ocurrió?
Alice: Nada. ¿Qué me decías del sistema nervioso?
Siddiq: Te estaba hablando del páncreas -contestó riéndose- No me prestaste atención en los últimos cinco minutos.
Alice: Lo lamento, Siddiq. No voy a mentirte, me aburrí y me quedé dormida.
Siddiq: ¿Tuviste una pesadilla?
Alice: No. Estoy soñando, y es demasiado raro, compañero. Los sueños que tengo, son recuerdos. Y no me gusta para nada recordarlos.
Siddiq: Recuerda que la finalidad del sueño es restablecer los sistemas de equilibrio preciso que tiene el organismo, la consolidación, y organización de información que se ha estado manejando.
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Alice Dixon
FanfictionPerfecta: Te esperé varios días en ese maldito lugar hecho mierda, y... ¡Y tú nunca llegaste! -le grité. Ese tipo ya no era nada mío. Me levanté de mi silla y tomé mi preciada ballesta. Le apunté a la cabeza, pero a pesar del odio que le tenía en es...