•Cap 58: Vivos•

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Tienes que ser fuerte y superar todos tus obstáculos, recuerda que no estaré para siempre a tu lado.

Aún sola en la torre, viendo las gotas caer, esperando escuchar un disparo, alguna noticia para finalmente saber que mi amigo había muerto

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Aún sola en la torre, viendo las gotas caer, esperando escuchar un disparo, alguna noticia para finalmente saber que mi amigo había muerto.

Escuché unos pasos cerca, y la única persona que sabía que duermo aquí es mi querido muchacho.

Alice: No escuché ningún disparo, ¿Lo mataste con un arma blanca?

Carl: No lo maté -contestó sentándose a mi lado- Vi lo que tú pudiste ver, entendí lo que únicamente tú entendiste. Y si él tiene que morir, no será en mis manos, esa no es ni mi decisión ni mi responsabilidad. Es un derecho tuyo, y quizás el de tu padre.

Alice: ¿Crees que volverá a hablarme? No tuve otra opción. Vi otro ángulo en mi historia, y reaccioné mal.

Carl: Sólo está enfadado, se le pasará.

Apoyé mi cabeza en su hombro, y se me escapó un estornudo. Me enderecé, un tanto avergonzada, mientras él solo reía.

Carl: Te dije que te ibas a enfermar -dijo, con sonrisa burlona.

Alice: Solo es un resfrío pasajero -contesté mientras solté otro estornudo- Será mejor que te vayas, yo voy a dormir. Hoy fue un día muy largo.

Carl: ¿No prefieres ir a mi casa? Está lloviendo, hace frío, este lugar tiene algunas goteras. Duerme tranquila en mi habitación, yo me voy al sofá.

Alice: Ya te dije que no me gusta esa idea. Aquí tengo mis cobijas, estaré bien. El ruido será un poco molesto, pero terminaré dormida en unos minutos.

Carl: Mira, acomódate, tápate bien, y me quedaré hasta que te duermas, luego me iré a mi casa. ¿Trato?

Lo miré con una sonrisa, aceptando su idea con la cabeza.

Me recosté en la fría madera y Carl me tapó con las cobijas. Me sorprendió el hecho de que también se recostó a mi lado, pero no me preocupé, confío en él, a su lado no me pasará nada.

Alice: ¿No te quedarás dormido aquí, verdad?

Carl: Tranquila, te dormirás enseguida.

Alice: ¿Cómo lo sabes? A veces puedo ser muy... -fui interrumpida al notar que pasó su mano debajo de mi camisa, y comenzó a acariciarme la espalda- Carl, ¿Qué haces? -cuestioné riendo.

Carl: Silencio, pequeña. Sólo cállate, y duerme.

Me resignaba a quedarme dormida en este contexto, pero si debo admitir alguna debilidad es que me quedo dormida si me acarician la espalda.

Cuando quise dejarme llevar, el muchacho me interrumpió con una pregunta.

Carl: Alice, ¿Tú me amas?

Alice DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora