Tal vez el destino me prohibió amarte porque sabía que ibas a sufrir conmigo
Rick seguía gritándole a Carl. Pero yo ya no podía estar en la misma habitación.
Salí corriendo ignorando a ambos. Salí para descargarme, para olvidar un recuerdo, para no explotar, para no matarlo.
En el primer piso estaba Michonne. Trató de llamarme, pero no le hice el más mínimo caso.
Al estar en la calle, me tumbé en el suelo. Necesitaba aire, respirar profundo, tranquilizar mis demonios internos.
Alice: Estoy descargándome. No es nada tan grave -traté de convencerme, secando mis lágrimas.
Volteé a ver la casa. La luz de la habitación seguía encendida, por lo que los dos seguían discutiendo. Yo tenía que pararlos. Me adentré en la casa, y subí las escaleras poco a poco. Desde aquí se escuchaban los gritos.
Rick: ¡¿Cómo te atreves a hacer semejante atrocidad, Carl?! No te reconozco. ¿Enserio ibas a...?
Carl: ¡Claro que no, papá! Yo creí que ella... y yo... Creí que ella también...
Alice: Rick -lo llamé adentrándome en la habitación- Déjalo.
Carl: Alice...
Rick: Enserio lo siento por lo que este estúpido te hizo.
Alice: No pasó nada. ¿Me dejas a solas con él? -me miró confundido, y al niño también- No te preocupes. Mi ataque ya pasó, y si intenta algo lo detendré. Quédate tranquilo.
Rick: Está bien, yo voy a...
Alice: ¡No! Por favor no le digas a mi padre.
Rick: Pero él es mi hermano, yo tengo que...
Alice: ¡Rick! Te lo estoy pidiendo por favor. Es un secreto que debes llevar a la tumba.
Él se fue sin darme respuesta. Y entre los dos que quedamos en la habitación hubo un silencio que reinó unos segundos.
Cerré la puerta, esta vez con el cerrojo. Me acerqué a él y le di un fuerte golpe en la mejilla, y en su parte íntima.
Alice: ¡Siéntate! -ordené- ¿Qué fue todo eso? -cuestioné, posicionándome en frente suyo.
Carl: Creí que tú también... Osea, somos novios y...
Alice: ¡¿Qué?! ¿Quién te dijo que tú y yo somos eso? ¿De dónde lo sacaste?
Carl: Pues, tú me dijiste que aceptabas... cuando me dispararon... Y sólo...
Alice: Ya, deja de titubear tanto. Nosotros no somos nada, nunca fuimos más que amigos. ¿Queda claro? Si tú te equivocaste es tu problema, no el mío. No tenías ningún derecho a venir aquí sin haberme preguntado. Simplemente empezaste a desnudarte sin saber qué es lo que quería o sentía. ¿Cuál es tu problema? Aunque si el caso fuera que sí seamos novios, tampoco tendrías ese derecho.
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Alice Dixon
Hayran KurguPerfecta: Te esperé varios días en ese maldito lugar hecho mierda, y... ¡Y tú nunca llegaste! -le grité. Ese tipo ya no era nada mío. Me levanté de mi silla y tomé mi preciada ballesta. Le apunté a la cabeza, pero a pesar del odio que le tenía en es...