No soy valiente por falta de miedo, si no porque sé dominarlo
Me la pasé el resto de la semana igual, como lo hacía. Quedé pensando en lo que me había dicho Carol, en lo que sentía por Carl, en lo mucho que cambié.
Tal vez ella no esté tan errada en su idea, pero lo que siento por Carl no es amor, y si él lo siente, no significa que yo también deba sentirlo.
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Escuché que tocaron la puerta, y di una señal para que quién sea, entre.
Daryl: Hola, Alice.
Alice: Papá, ¿Qué ocurre?
Daryl: Me voy afuera, tal vez no vuelva hoy. Solo quería saludarte.
Alice: ¿Qué vas a hacer? -le pregunté seria.
Daryl: Cobrar venganza. Sabes cómo funciona.
Alice: Perfectamente. Antes que nada, ¿Cómo les fue con ese grupo? ¿Los mataron a todos?
Daryl: Sí. Pero no eran los únicos de su grupo. Mataron a Denisse, iré a vengarla.
Alice: Cuídate. Y vete rápido, la gente no comprende la importancia de la venganza.
Daryl: Te veré pronto. Y prometo que va a mejorar nuestra relación, ¿Okey?
Alice: Promesas son promesas.
Ambos nos abrazamos, y luego se fue.
Salí de la casa, luego de una hora de que mi papá se fue. Vi todo un revuelto entre la gente.
Corrí hacia Rick, quien miraba a todos lados.
Alice: ¿Qué sucede?
Rick: Maggie, se descompuso. La llevaremos con el doctor de la otra comunidad. ¿Te gustaría venir?
Alice: Yo necesito salir un rato, y ustedes necesitan un soldado que los proteja. Cuenta conmigo.
Subí a la caravana. Donde Sasha, Abraham, Aaron, Eugene y Carl estaban sentados listos para el viaje.
Me fui a acomodar al lado de mi amigo, lo suficiente como para dormir.
Carl: Creí que ya no querías hablarme.
Alice: No quiero que pienses eso. Seguimos siendo amigos. ¿A cuánto está este lugar?
Carl: Alrededor de una hora, creo.
Alice: Lo suficiente para una pequeña siesta.
Me acurruqué en las piernas de Carl, y traté de dormirme. Lo hice a propósito, pues no quiero que crea que estoy enfadada con él. Aún le tengo mucho aprecio.
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Alice Dixon
FanfictionPerfecta: Te esperé varios días en ese maldito lugar hecho mierda, y... ¡Y tú nunca llegaste! -le grité. Ese tipo ya no era nada mío. Me levanté de mi silla y tomé mi preciada ballesta. Le apunté a la cabeza, pero a pesar del odio que le tenía en es...