Perfecta: Te esperé varios días en ese maldito lugar hecho mierda, y... ¡Y tú nunca llegaste! -le grité. Ese tipo ya no era nada mío.
Me levanté de mi silla y tomé mi preciada ballesta. Le apunté a la cabeza, pero a pesar del odio que le tenía en es...
Hay personas con tanto amor en el cuerpo, que estarían dispuestas a morir solo para que sonrías una vez más
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Me bajé lentamente de Carl. Negan sonreía, malpensando toda la situación, pero no me importaba.
Negan: Okey. Veo que es ella quien tiene las riendas en su relación -decía en un tono de voz alto.
Alice: Ya para, no pasaba nada. Llévalo a su casa. Me voy a caminar por ahí.
Carl: Espera -me tomó de la muñeca- ¿Te veré pronto?
Alice: No -confesé, soltándome rápidamente.
Negan: Puedo dejarlos un rato más si quieres, Dixon. Si necesitan más tiempo para entrar en ambiente...
Alice: ¡Ya para! ¡Es solo un niño! No pasaba nada, ya te lo dije. Solo llévatelo de aquí.
Pasé con paso firme por el lado de Negan. Y seguí mi camino por los pasillos. En algún momento, alguien me encontrará y me encerrará otra vez. Pero hasta entonces daré vueltas por el Santuario, solo para poder apreciar la luz que escasea en el sótano.
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Pasaba por el pasillo de habitaciones, cuando me topé con Dwight. Creí que me encerraría, pero en lugar de eso me adentró a su habitación.
Alice: ¿Qué haces? ¿Por qué me traes aquí? Si intentas algo, te advierto que no saldrás vivo.
Dwight: Cálmate, no te haré nada. Sólo quería decirte que muchos de Los Salvadores extrañan tu liderazgo al lado de Negan...
Alice: Lo sé, nene. Me amaban -me alagué.
Dwight: Pero hay otros que no te quieren aquí. Yo no te aconsejaría andar caminando tan tranquila por estos lados, puedes desaparecer en cualquier momento, y nunca nadie te volverá a encontrar.
Alice: Puedo contra cualquiera que se me venga encima.
Dwight: ¿Tú crees? ¿Cómo cuando Andy te tenía de los brazos la noche en que emboscamos a tu grupo? -me dijo, en una manera burlona. Yo fruncí el ceño, pues eso no era nada divertido- Quédate aquí. Si Negan no vuelve en un rato, vendré para llevarte al sótano. Tengo que hacer unas cosas. No te muevas de aquí.
Alice: Como desee, caballero.
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Llevo unos minutos acá, parece que nunca va a volver. Al fin me digné a abrir la puerta pero, para mi sorpresa, la puerta también se estaba abriendo del otro lado.
Era mi padre. Estaba solo. Quedó mirándome, serio; mientras yo me quedé paralizada. Hace mucho tiempo no lo tengo tan cerca, ni tampoco habíamos hablado.
Alice: Papá... -di un largo paso, y ambos nos abrazamos. Volvimos a encontrarnos, pero esta vez todo el tiempo estuvimos cerca- ¿Qué haces aquí? ¿Te escaparás?
