One Shoots | Harry Styles | H.S

Goodbye my love.

—Realmente no te quiero, Andrea. Aléjate por favor.

La chica sintió morir en cuestión de segundos. No entendía porque su esposo le hablaba de ese modo cuando se suponía que aquel día sería un día feliz al comunicarle la noticia de su nuevo bebé.

—Mandaré el divorcio con mi abogado, no tendrás que preocuparte de nada, solamente de no olvidar  firmarlo—dijo sin mirarle a los ojos—vete o me voy yo—finalizó.

—¿Por qué estás diciendo esto?, ¿qué sucede?, no puedes estarme diciendo esto Justo ahora, por favor dime qué pasa—imploro la chica.

Sabía que estaba gritando y que la gente que se cruzara pro aquella calle se daría cuenta y aún así no le importó.

—¿Qué ha cambiado en ti, Harry? Dime que no me amas, ¡Dímelo por favor!—rogó sacudiéndolo de los hombros—dímelo y me alejaré.

Harry trago duramente y quito las manos de ella de sus hombros. Trato de mirarla con amargura incluso si no la sentía. Trataba de decirle con la mirada que todo era mentira y que lo haría por su bien.

—No te amo, nunca lo he hecho. ¿Contenta?—sonrió el ojiverde burlón.

Harry sintió la mano de Andrea estamparse contra su mejilla. Al voltear los ojos de ella desprendían lágrimas. Se odio internamente por ello. Juro que nunca la haría llorar y estaba ahí rompiendo sus promesas.

—Estoy muy contenta, Harry, y no te preocupes—dijo con voz entrecortada—tendrás tu documento entre tus manos.

Y Andrea se dio la vuelta. Harry también, debía asumir su difícil decisión y pensar que eso sería la mejor para la vida de ella, que de ese modo nadie le haría daño jamás.

Estaban ya alejados, Andrea caminaba sin darse cuenta de lo que sucedía. Llevaba la cajita con zapatitos de sorpresa en las manos. Hasta que sintió el sonido de un claxon demasiado rápido y al voltear ya era muy tarde.

Harry escucho el sonido de un freno fallar, de gente gritar y su sangre se congeló. Volteo lentamente sin pensar lo peor.

Hasta que la miro ahi, miro la caja azul sin abrir tirada junto a las llantas, miro el vestido empapado de sangre que le regalo a su esposa el día de su primer aniversario y su pequeño cuerpo tirado sin conciencia alguna. No solo sintió que Andrea moría, el mismo se sintió morir.