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A veces se preguntaba si su madre lo amaba demasiado o solo quería burlarse de él.

Ahora tenía que soportar la vergüenza de limpiarse las marcas de lápiz labial de sus mejillas enfrente de la gente que lo miraba "raro" por las calles.

Nunca había tenido problemas con los cariños de su madre pero al oír como una señora reprochaba a su hijo diciendo "Mira, el chico si acepta los besos de su madre" hizo que automáticamente se limpiara el rostro con las mangas de su suéter.

Se puso a pensar si es que en otras ocasiones habría tenido marcas de besos de su progenitora sin darse cuenta, como ahora, pero lo olvidó completamente al llegar a su destino.

Entre toda la gente logró visualizar a Hyunjin de espaldas, sentado en una de las mesas mientras revisaba algo en su celular.

Se acercó y extendió su mano en busca de llamar su atención pero al notar que era lo que estaba revisando en su celular se petrificó.

¿Acaso estaba viendo su foto de perfil?

No, debía ser un error.

—¿Hyung?

Hyunjin apagó la pantalla de su celular casi instantáneamente al escuchar la voz del pelirrojo.

Sentía miedo, adrenalina, felicidad, nervios, terror. Todo lo que podía llegar a causar Seungmin con una simple palabra.

Volteó y se quedó perplejo con la imagen que se encontraba.

Algunos mechones rojizos caían por su frente y tenía un leve color rosado en las mejillas mientras unos lindos lentes adornaban sus pequeños ojitos. Tenía puesto un suéter celeste, una o dos tallas más grandes que él y unos jeans negros. Se veía increíblemente adorable.

—Oh, hola Minnie. —saludó con una cierta temblerosidad en su voz, trató de disimular su nerviosismo lo más posible pero no estaba dando resultados.

—Hola, Hyung —Min tomó asiento restándole importancia a lo que había pasado. Probablemente se había confundido —Digo, buenas tardes.

—No tienes porque tratarme con tanta formalidad, te llevo solo unos meses. —Hyunjin trató de imponer un tema antes de que el otro preguntara algo. —Dime Hyunjin.

—Está bien, hyung. —Min sonrió pero al notar la mirada que le dio el mayor sacudió su cabeza. —Es decir... Hyunjin.

El mencionado sintió como sus latidos eran cada vez más fuertes al ver la linda sonrisita que se desplegaba por todo el rostro de Seungmin.

Verlo sonreír era algo que nunca quisiera dejar de ver.

—Bien. —sonrió de la misma forma. —¿Quieres pedir algo?

—No he traído dinero. —se recargó en la mesa viendo como las demás personas comían galletas y postres.

—No te preocupes, yo invito. —agregó llamando la atención de Min.

—Gracias, hyung. Juró que se lo voy a devolver.

—No es necesario, Minnie, tómalo como un regalo de un amigo a otro.

Dios, se sentía tan estúpido, el mismo se estaba haciendo daño.

Luego de muchas insistencias de Hwang para que Seungmin accediera a que este le invite, los dos pidieron sus ordenes. Hyunjin un café ya que sin eso probablemente se quedé dormido y Seungmin un helado que tanto le gustaba.

No me gusta, hyung || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora