{13}

7.2K 995 805
                                    

Corriendo tanto como sus piernas se lo permitían, Jeongin trataba de llegar a su salón lo antes posible aunque supiera que lo hacía en vano. Estaba retrasado y lo sabía, eso significaba que tendría que soportar las miradas del todo su salón posarse en él cuando llegara y sinceramente odiaba esa sensación.

En cuanto el profesor abrió la puerta pudo observar a uno de sus más prestigiados estudiantes con la mochila colgando de un hombro, sus ojos rasgados parecidos a los de un zorro más cerrados de lo normal y su castaña cabellera estaba totalmente desordenada por lo que el mayor lo observó con el ceño fruncido.

—Lo-lo siento, no volverá a pasar. —se disculpó torpemente mientras sentía las miradas de sus compañeros en él.

—Eso espero, joven Yang.

Jeongin pasó y con pasos apresurados buscó su asiento, no le agradaba ser el centro de atención asique trató de actuar lo más natural posible. Llegó a su asiento y se le dio la "grata" sorpresa que este estaba ocupado por una de sus compañeras

Ryujin.

Quien solo se había cambiado de lugar para estar más cerca de su mejor amiga. La chica, al notarlo, quiso levantarse y volver a su lugar pero Jeongin entendió todo y para ahorrarle problemas a la castaña con su profesor, decidió ocupar el lugar de Ryujin fingiendo que fuera el suyo.

Tenía la facilidad de acusarla con su maestro, pero no lo haría, ya que si sus hyungs estuvieran con él lo más probable es que hubiera hecho lo mismo.

Jeongin no era una persona muy sociable con sus compañeros, le era suficiente sus 8 amigos y según él, no le era necesario hacer más. Con tan solo tenerlos era más que suficiente pero tenía que entender que ellos eran mayores, y habían algunas cosas que aún no lograba comprender.

Como que por ejemplo hoy ninguno podía estar con él. Hyunjin, Felix, Seungmin y Jisung no asistirían a su típico almuerzo ya que su profesora de química los había castigado a causa de la curiosidad de Felix con las sustancias. Younghoon, Chris y Seo tampoco podían porque tenían que terminar un proyecto muy importante que "probablemente Jeongin no entendería" y Minho tenía pendiente hablar con su novia.

Asique en cuanto escuchó el sonido que significaba el receso, no se apresuró como hacía siempre. Tomó sus cosas y decidió sentarse en una banca. Ese era el lugar donde solía estar años atrás, cuando recién había llegado a ese instituto y no sabía que Hyunjin estudiaba allí también.

Todos los recesos estaba solo y a veces sufría burlas de los demás de su clase por su soledad y por sus brackets; ya que, según ellos, se veía ridículo usándolos a esa edad.

Hasta que un día llegó Hyunjin, o como le gustaba decirle Jeongin; su ángel guardián. Al reconocer a su pequeño amigo y ver que era fastidiado por el mismo grupo de chicas que estaban enamoradas de él, no dudó en acercarse, protegerlo y de paso acabar con cualquier expectativa que las chicas se hubieran creado con él.

Siempre tuvo a Hyunjin en un estándar muy alto. Lo cuidó durante toda su infancia, fue como un remplazo de su padre, lo ayudaba en las tareas de colegio aunque no entendiera nada y ahora, reencontrándose milagrosamente en el mismo Instituto, estuvo para él nuevamente.

Por lo que a los ojos de Jeongin, Hyunjin siempre sería la mejor persona que conoció. Mucha gente pensaba que el menor estaba enamorado del pelinegro por la forma en que lo trataba a diferencia de los demás, pero no, solo era un pequeño chico que se sentía a deuda con su mejor amigo.

Desde aquel día, Yang se sentía protegido y querido con él, debido a que no solo lo defendió sino que también lo integró a su grupo de amigos donde lo hacían sentir más que especial.

No me gusta, hyung || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora