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Maldita sea

Hyunjin consideraba a Seungmin como la persona más linda del universo. Viéndolo comer, reír, sonreír, haciendo las tareas o hasta literalmente haciendo nada, para él era presenciar algo majestuoso.

Pero, maldita sea, despertar a centímetros de su rostro era algo imposible de describir.

Sentir su pequeña respiración contra su rostro hacía que una especie de paz invadiera todo su cuerpo. Ver sus ojitos castaños cerrados, sus mejillas ruborizadas por el sol que contrastaba con su piel y su cabellera rojiza desordenada hacia que los ojos de Hwang jamás quisieran cerrarse.

Podría quedarse viendo esa imagen por el resto de su vida y no le molestaría en absoluto. Hyunjin se derretía de ternura en ese momento y podía afirmar con mucha seguridad que esa era la imagen que representaba la mayor belleza del universo.

Tuvo que ser muy cuidadoso en no moverse, ya que la cabezita de Seungmin se encontraba encima de su hombro y uno de sus brazos en su pecho mientras Hwang intentaba controlar su respiración para no despertarlo. Su brazo dolía por el peso de la cabeza de Kim en él, pero con tal de poder admirar a Seungmin durmiendo en él era capaz de soportar cualquier cosa.

—Mmh~ —escuchó un quejido de Min que hizo que automáticamente volteara a verlo pero este seguía con los ojos cerrados —Luz...

—¿Te molesta el sol, Minnie? —murmuró volteando para hacerle sombra.

—Si, mamá. —susurró, pero a los pocos segundos reconoció que esa no era la voz de su madre, lo que hizo que abriera los ojos.—¿¡Hyung!? —gritó y se levantó con brusquedad al darse cuenta de la cercanía compartía con unos de sus amigos.

El grito rompió el ambiente de paz y serenidad, que causó que Hyunjin cayera de la cama por la sorpresa de este.

—Auch.

—L-lo siento. —se disculpó con la mejillas ruborizadas, jamás había estado tan cerca de alguien. —Es que me sorprendí.

—Yo también. —dijo con una pequeña sonrisa mientras se sobaba la cabeza y a la vez se levantaba para sentarse en la cama del pelirrojo.

—¿Está bien?

—Solo es un golpe, Minnie, no pasa nada. —sonrió. —¿Cuándo nos quedamos dormidos?

—No lo sé creo que-

La palabras de Min fueron interrumpidas por un estornudo de Hwang.

—¿Es enserio? —se quejó, lanzándose a su cama nuevamente.

—Creo que me resfrié. —rió y luego de pensarlo por un rato, se tiró a su lado. —Mi madre va a matarme, no le avisé que no dormiría en casa y encima me resfrié.

Rápidamente buscó su celular para llamar a su madre ya que sino le avisaba ahora sufriría las consecuencias cuando llegara a su casa.

—No te preocupes Jinnie, yo llamé a tu madre anoche. —oyeron la voz de la progenitora de Seungmin, quien entraba a la habitación con una pequeña bandeja llena de frutas que dejó en la cama. —¡Seungmin!

—¿Ah? ¿Qué...? —respondió adormilado mientras se enderezaba en la cama. —Tengo sueño, mamá.

—Lo sé, pero tienes que desayunar. —replicó entregándole a cada uno de los chicos un pequeño tazón lleno de frutas. —Faltan 30 minutos para entrar al instituto, apúrense

Otro estornudo de el más alto llamó la atención de ambos.

—Oh, Hyunjin, tu nariz esta roja. —la señora observó. —Estás resfriado ¿cierto? —asintió. —¿Por qué no le prestas la polera que tanto te gusta, Minnie?

No me gusta, hyung || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora