16.

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Se despierta cuando los rayos del Sol están ya en su punto más álgido. Extiende su brazo en la cama, pero la encuentra vacía. Claro, él se ha ido a Figueres a primera hora de la mañana y ella ni siquiera se ha enterado. No ha podido darle un beso de despedida ni desearle buena suerte en esa nueva etapa.

Su casa está en silencio, puede que Ángela haya quedado con ese par de amigas que viven en Barcelona y no le haya avisado. Decide levantarse y ponerse a trabajar, no sin antes comerse un trozo de pizza que sobró la noche anterior. En la cocina ve dos notas. Que cosa más anticuada, existe el Whatsapp, piensa Amaia. Una de ellas va con la firma de Alfred:

Amaix, me he ido ya a Figueres. No he querido despertarte porque sé el efecto que tienen esas pastillas. Nos vemos en unos días. Cuando pueda te llamo por FaceTime para contártelo todo. T'estimo. Alfred

La otra nota, con una caligrafía mucho más cuidada, es de su hermana quien le informa que se ha ido con sus amigas y que cuentan con ella para comer en un restaurante cercano a la playa de la Barceloneta.

Amaia se ducha, canta, ríe, baila y se divierte. Parece que se le han olvidado todos los males que la noche anterior le habían provocado tal ansiedad. Se mira al espejo y descubre una marca que Alfred le ha dejado en el abdomen y que ayer vio. No tienen remedio, apuesta lo que sea a que él también se ha llevado algún chupetón de recuerdo a Figueres.

Pasa un rato al piano dando los últimos toques finales a una de las canciones que va a mostrarle a Raül esa tarde. Ha quedado con su productor y tiene un par de melodías que puede que le agraden, aunque no está al 100% conforme con lo que ha hecho. Al fin y al cabo, es su primer disco, su primera vez componiendo y su primera vez escribiendo canciones. Espera no decepcionarle, porque es una responsabilidad muy grande que alguien como Refree haya querido invertir su tiempo en ella: una concursante de talent show, que ha ido a representar a España a Eurovisión, que es más conocida por su idílica relación sentimental que por su música,...

Abandona esos pensamientos negativos. Así no se va a centrar nunca en la composición. Sólo necesita focalizar su atención un poco más en la tarea que está haciendo, escuchar el sonido que le rodea y notar cómo esa voz interior va abriéndose paso hasta que toma cuerpo en forma de música y letras. A veces le cuesta, pero cuando lo consigue se siente totalmente realizada.

Es ya la una del mediodía, si quiere llegar a tiempo a su cita debe empezar a vestirse y a maquillarse. Aún hace algo de calor, pero decidellevarse un jersey, aunque sea fino. Coge un taxi que le acerca hasta la zona. Nadie le para, por fortuna son todos turistas que no reparan en su presencia gracias a las maravillosas vistas que regala el Mediterráneo.

La comida transcurre tranquila, Amaia conoce a esas chicas y no le hacen preguntas más allá de las estrictamente necesarias, la tratan como si fuese una más, como si fuese una persona totalmente normal. Y se siente así hasta que observa perfectamente cómo dos personas que están sentadas a un par de mesas de distancia, sacan sus móviles y le fotografían sin ningún tipo de pudor.

No le faltan ganas de acercarse hasta allí y pedirles que por favor no le hagan fotos cuando se encuentra en un momento privado, pero Ángela, que adivina sus intenciones, le frena con una mirada. Tiene el mismo poder que su madre para llamarle al orden sin necesitar alzar la voz.

Javier va a recogerle en coche hasta el restaurante y ambos van hablando de todo un poco, obviando la crisis de ansiedad que Amaia ha sufrido esa noche. La chica está ilusionada y nerviosa a partes iguales, no se cree aún la suerte que ha tenido, pero Javier le insiste en que debe empezar a creérselo un poco más, que tiene talento de sobra y capacidades para dejar asombrado a quien se lo proponga.

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