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Menos de diez fans son los afortunados de poder asistir a un encuentro único en esa villa alejada de Figueres. La ilusión de esas personas hace que Alfred se olvide por un momento de todos sus problemas personales, el brillo en los ojos de esa gente le permite comprobar que tienen tanta o más ilusión que él por poder disfrutar de 1016.

Mientras tanto, en la estación de Sants, una agotada Amaia pone sus pies en Barcelona. Está cansada a nivel físico y mental, no haber dormido lo suficiente en los últimos días le está pasando factura y sólo puede pensar que cuando viaje hasta Nueva York va a tener que añadir a su lista de problemas el jet lag.

Recuerda que en la última conversación que tuvo con Maddi y Helena les había prometido que nada más llegara a la Ciudad Condal les avisaría para salir esa noche de fiesta, pero está francamente agotada y prefiere quedarse en casa.

Al salir hacia la parada de taxis los ve y empieza a temblar: un cámara y una reportera que se abalanzan hacia ella como si se tratara de una suculenta pieza de carne y ellos dos depredadores. Intenta avanzar con paso rápido, pero no consigue evitarlos.

—Amaia, ¿qué hay de cierto en los comentarios que apuntan que has roto con Alfred?

—Para concretar una entrevista tendréis que poneros en contacto con Universal —contesta Amaia con una sonrisa en los labios mientras intenta huir.

—¿Son ciertos los rumores que te relacionan sentimentalmente con el vocalista de Carolina Durante?

—Si quieres que conteste a tus preguntas tendrás que ponerte en contacto con Universal, lo siento —no sabe de dónde está sacando ese desparpajo pero parece que tiene soltura en esquivar preguntas incómodas.

—¿Tú estás bien?

—Sí, muchas gracias.

Se monta en el taxi y da la dirección de su casa. Sonríe triunfante, aunque algo preocupada. ¿Cómo sabía la prensa que estaba en Sants? ¿Por qué dan por hecho una relación con Diego? No entiende nada, así que decide llamar a su hermano para contarle lo sucedido nada más deja su maleta en su cuarto, ya colocará su ropa en el armario y terminará de preparar la que llevará a Nueva York.

—Hola, Javier. Ya estoy en casa, ¿tú qué tal?

—Pues bien, me pillas preparándome que me voy con unos colegas de cena de despedida por lo de Nueva York y eso. ¿Todo bien, Amaia?

—Sí, bueno,... Te llamaba porque en Sants me ha asaltado la prensa del corazón y... No sé, me parece extraño que supieran que yo iba a estar ahí en ese momento. Me han preguntado que si he roto con Alfred y que si estoy saliendo con Diego.

—¿Diego? —pregunta extrañado Javier—. ¿Qué Diego?

—¿Cuántos Diegos conozco? Pues quien va a ser, el de Carolina Durante.

—Madre mía... —susurra Javier.

—¿Pero no te parece raro que supieran que yo llegaba a Sants a esa hora precisamente?

—Bueno, Amaia, tan raro no es. Mira, te voy a explicar cómo funciona esto a grandes rasgos. Tú, de momento, a Universal no le estás ofreciendo nada —guarda silencio por si su hermana tiene alguna queja, pero no escucha nada al otro lado de la línea telefónica—. No me malinterpretes, pero es verdad. Precisamente una gran discográfica busca rentabilidad y esa rentabilidad se consigue a través de visibilidad. En tu caso, que no usas redes sociales, que ni siquiera das contenido con otro de sus cantantes, que da la casualidad que es tu novio, que no acudes a compromisos ni eventos... Eso para ellos supone que la gente te empiece a olvidar. Además, ha empezado una nueva edición de OT, la mayoría de tus compañeros ya han sacado disco o, como mínimo, un single. Y tú sigues ahí, con la calma. Tienes que ser consciente de que para que la gente no te olvide, la discográfica se va a aprovechar de cualquier situación personal que tenga que ver contigo. Si hace falta se inventan una historia y la venden a la prensa.

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