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Son las doce de la mañana, el tiempo le ha pasado volando y se da cuenta de que realmente ha tenido un día totalmente improductivo, pero, no puede evitar pensar en él. Le ha dejado en visto y no le ha contestado al mensaje por su aniversario. Amaia esperaba que ese gesto destensara las cosas entre ellos, pero ya ve que no.

Desde que se levantó a las ocho de la mañana para viajar hasta Madrid, no ha parado de revisar su móvil con la esperanza de encontrarse con la deseada notificación. Pero al no recibir nada se ha tenido que entretener en anotar las letras que se le van ocurriendo mientras el AVE recorre las escasas dos horas y media de trayecto que separan la capital de la Ciudad Condal.

Coge su móvil de nuevo y se acomoda en el sillón de clase preferente junto a Javier. No quiere que su hermano cotillee lo que está haciendo así que, disimulada mente, apoyada contra el cristal, entra en Twitter. Hace un par de días que no entraba y tiene curiosidad por ver lo que se cuece por esos lares. Cambia a su perfil anónimo, donde tiene un nombre absurdo y la foto de unas flores que encontró en Google. Introduce su nombre en el buscador y ve un montón de comentarios positivos, fotografías de su paso por la Academia y encuentra algún vídeo de los escasos conciertos que ha dado durante ese verano.

Sin embargo, ve el comentario que alguien ha dejado en el perfil de otro usuario en Courious Cat. No sabe de qué se trata pero le da en el link y al abrir comprueba que es una versión mejorada de su viejo Ask.fm. Lee la pregunta que la persona anónima ha dejado en ese perfil: Una amiga mía estuvo el otro día en Razz y vio cómo Amaia se liaba con el cantante de Carolina Durante. Mi amiga no tiene por qué mentirme, ¿por qué crees que Amaia le está haciendo eso a Alfred?

La propietaria de esa cuenta sale estoicamente del paso, al menos eso le parece a Amaia que lee atentamente la respuesta: Bueno, dile a tu amiga que la colaboración de dos artistas no implica que haya nada sexual de por medio. Si Amaia le fuera infiel a Alfred tendrían que darle el Oscar a Mejor Interpretación Femenina, porque sólo hay que ver cómo miraba a Alfred en El Prat. A dramar a otro lado, palurda.

Desliza su dedo por la pantalla hasta que encuentra algo que no espera: un vídeo de hace un par de días de Alfred que no ha visto hasta ese momento. En él ve a su novio con dos miembros más de la banda, tiene el pelo ligeramente más largo, se ha empezado a dejar perilla y bigote y a ella le resulta hasta más sexy verlo así.

Lee con detenimiento el texto que acompaña al vídeo: Shippeo con la fuerza de los mares, lo abre y esos segundos hacen que se le derrita el corazón. Ve a Alfred abrir unos regalos que le han hecho llegar hasta el estudio de Figueres y de pronto suelta un: Buah, es que... Madre mía, hablo como ella ya y todo. Ha empleado su más mítica coletilla y ha hecho referencia a ella, le queda claro que la echa de menos tanto como ella a él.

Intenta encontrar el directo íntegro, lo busca en una cuenta fan de Alfred que siempre sube todo el contenido que encuentran en Internet de su novio, pero no tiene suerte y no consigue ver el vídeo entero. No pasa nada, seguro que esta noche me llama, se dice Amaia para sí misma.

Llegan al céntrico hotel antes de comer, Amaia está inquieta porque esa noche va a recibir un premio junto a cuatro de sus compañeras de OT y teme que le toque el marrón de tener que agradecer y hablar en público. Espera que Miriam lo haga por ella porque, a pesar de que lo sabe disimular perfectamente, tiene un miedo escénico terrible, sobre todo a la hora de dar un discurso. Las palabras no son su fuerte, ella es más de expresarse a través de acordes.

Se da cuenta que se ha olvidado los calcetines en Barcelona, así que no le queda otra más que salir a comprar a la calle Fuencarral. Tiene un poco de miedo, quizás en Barcelona puede campar a sus anchas pero Madrid es bien distinto y alguien como ella no pasa desapercibido con facilidad por lo que decide pedirle a su hermano que le acompañe. Son las tres de la tarde pero la Gran Vía está tan concurrida que sabe que algunas miradas curiosas ya se han posado en ella nada más poner un pie en la calle.

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