El sonido del interfono le saca de sus pensamientos, no sabe cuánto tiempo lleva ahí, tirada en el suelo, llorando desconsoladamente por un amor que se rompe pero que no acaba nunca. Maldice a la persona que le ha traído de vuelta de sus ensoñaciones, y, con desgana abre sin siquiera preguntar de quién se trata.
Llaman al timbre de su puerta y, al abrir, descubre con cierto asombro que son los Javis. Se ha olvidado completamente que habían quedado con ellos para cenar esa noche. Se abalanza con fuerza contra sus brazos y llora desconsoladamente.
Sus antiguos profesores, ahora amigos, le conducen hasta el salón de su casa para que se siente, se tranquilice y les explique qué es lo que le ocurre para encontrarse así.
—Ey, ¿pero qué pasa, cariño? —dice Calvo mientras le quita las lágrimas que surcan su rostro—. Va, tranquilízate y bebe un poco de agua. Javi, ve a por un vasito a la cocina, amor —Ambrossi vuelve con el vaso de agua y Amaia bebe un par de sorbos.
—Pues... Buah, no sé cómo contároslo —Amaia intenta calmar su berrinche—. Bueno, no me voy a andar con rodeos: le he pedido un tiempo a Alfred.
—¿Pero qué dices? —suelta Ambrossi asombrado—. ¿Qué ha pasado, Amaia?
—Nunca está, Javi. Nunca —vuelve a llorar vagamente—. ¿Os acordáis cuando dije en la Academia que me daba miedo salir y que no fuera igual? Pues bien, eso se ha cumplido. Es otra persona distinta. Está tan centrado en su disco que se olvida de todo lo demás. Cuando estamos juntos todo es maravilloso, pero cuando cada uno está a lo suyo me ignora completamente —busca un pañuelo en los bolsillos del pantalón de chándal que viste.
—Bueno, seguro que tampoco llega a ignorarte del todo... —dice Ambrossi—. Simplemente que estás acostumbrada a estar siempre con él y te has dado cuenta que con la vida que queréis va a ser imposible, ¿no?
—Más o menos —Amaia, algo más calmada, se recuesta en el sofá—. Supongo que la culpa la tengo yo por crearme altas expectativas con esta relación. Siempre he sabido que lo más importante para él es la música.
—Y tú eres música, Amaia, por eso sois tan compatibles —asegura Calvo mientras le acaricia el brazo para que se relaje—. Ya verás cómo esto en una semana lo tenéis arreglado. Las relaciones son así, a veces bien y a veces mal.
—Javi, Alfred no confía en mí —la chica agacha la mirada e intenta contener un puchero a duras penas—. Hace apenas un rato me ha preguntado que desde cuándo me estoy acostando con Diego, el de Carolina Durante.
—¿Qué? —la pareja se mira con asombro—. Pero bueno, eso ha podido ser un malentendido, ¿tú qué le has dicho antes de que te preguntara eso?
—Nada, que necesitaba un tiempo para aclararme —la chica es inconsolable, ambos saben que la pregunta que le ha formulado Alfred es, probablemente, lo que más dolor le ha causado a Amaia.
—¿Y él ha creído que ese tiempo es para aclararte entre uno u otro? – dice Ambrossi.
—Supongo. Pero, ¿vosotros querríais tener una relación sin confianza? Yo sé que soy una celosa de mierda, pero sé que él no sería capaz de liarse con otra estando conmigo. Confío plenamente en él y parece que él prefiere creerse los rumores de Twitter antes que creerme a mí.
—Pero, ¿tú te has liado con Diego entonces? —pregunta Calvo con curiosidad.
—Por favor, Javi... —Amaia le mira con cara de decepción—. Que me ha faltado irme a vivir a casa de los padres de Alfred, que pierdo el culo por él, que ni me reconozco. Que si me dice que me tire por un puente, yo voy y lo hago. ¿Crees que le sería infiel?
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Ellos
FanfictionTodo sigue igual entre ellos. Después de la gira con sus compañeros de Operación Triunfo, Amaia se traslada a Barcelona para iniciar su carrera musical cerca de las dos personas que más quiere en el mundo: su hermano y Alfred. Atrás deja a su famili...