¡Ey! ¡Tú! ¡Hola, Soy Homicidal Bloody! Pero puedes llamarme Bloody.
Este libro contiene 200 capítulos completos y actualmente está en edición.
Y si tú crees que yo escribo algo cliché, créeme. No lo verás JAMÁS en mi libro, intenta darme un pedido c...
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Desde el tiempo donde Kristal había conocido a YoonGi ya había aprendido que lidiar con él no era precisamente simple ni tampoco era sencillo, pues la personalidad extrema y muy cruel de él tendía a alejar a las personas de su entorno con mucha facilidad debido a la forma en la que YoonGi trataba a las personas.
Hasta hace tiempo hasta que conoció a Kristal, una estudiante de Psicología con una fuerza de voluntad y un deseo de ayudar al prójimo muy fuerte, logrando proponerse sanar y curar personas con mucha perseverancia en el camino. Eso era lo interesante de ella, no le gustaba ser dirigida por alguien, seguía sus propias reglas y a su instinto. Cuando se proponía algo no había quien la detuviese, y eso también incluía a YoonGi.
Él había hecho muchas cosas, mandando tantas macanas y metido la pata hasta lo más profundo con ella, pero al parecer no notaba que eso la alejara, de hecho era todo lo contrario, cuanto más peligro y más problemas tuviese él más cerca estaba Kristal a tal punto en el que estaba frente a frente dispuesta a amortiguar caídas y sostenerlo si desfallecía a frente. YoonGi no quería que diese otro paso más de él porque no quería encariñarse y al final ella lo abandonara como había pasado en su vida. Ella se había convertido en una parte y un farol entre la oscuridad de la carretera, su única esperanza para que alguien lo viese allí.
—Kristal, tu celular. —anunció Lucas en un grito desde el comedor unido a la cocina, frente a la computadora leyendo artículos para anexar a su trabajo.
—¡Ya voy! —gritó desde el baño. Segundos después estaba corriendo por el corto pasillo para así tomar su móvil que sonaba sobre la mesa a unos escasos centímetros de su amigo.—Gracias por alcanzármelo. —contestó irónicamente y tomó su celular en manos.
—Suficiente que te dije que sonaba.
Lo triste de la relación y los mundos de ellos eran sus colores saturados y desaturados. Unos colores monótonos de las tonalidades del gris habitaban y reinaban victoriosamente el mundo de YoonGi mientras ella poseía muchos tonos, muchos colores y tonalidades diferentes, reinando por sobre todo el azul. Un tono tranquilizante, frío e inspirador. Un tono que al ver sólo transmite una buena energía y la paz se apodera de tu alma con rapidez.
