¡Ey! ¡Tú! ¡Hola, Soy Homicidal Bloody! Pero puedes llamarme Bloody.
Este libro contiene 200 capítulos completos y actualmente está en edición.
Y si tú crees que yo escribo algo cliché, créeme. No lo verás JAMÁS en mi libro, intenta darme un pedido c...
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Al día siguiente, Kristal despertó debido al sonido adormecedor de su despertador por lo que con mucha molestia se estiró hasta apagarla. Luego comenzó a estirarse con mucha pereza para luego voltear hacia su costado y observar el rostro de YoonGi dormido con el cabello enterado que cubría todo sus ojos. Descendió un poco su vista hasta su cuello donde notó que posea algunas marcas bastante notorias en su cuello y al parecer había una en la clavícula. Abrió los ojos como dos pares de platos y se asustó.
Si YoonGi despertaba y veía esas marcas lo más probable es que ella muera puesto que debía poner demasiado maquillaje para taparlas y la tarea era más difícil debido a que YoonGi era de una tez del color de la nieve polar.
Tragó en seco y comenzó a correr la frazada que cubría su torso desnudo hasta dejarlo en su cintura. No eran ni uno ni dos, eran cientos de chupetones por toda su piel. Estaban en sus hombros, en su cuello, en su clavículas.
—Me mata. Ahora sí que me mata. —tomó la frazada para volver a dejarla sobre sus hombros paga cubrirlo pero la mano de YoonGi la detuvo rápidamente tomándola de la muñeca y ella rápidamente lo miró encontrándose con la mirada oscura de YoonGi sobre su rostro.
—¿Qué haces?
—¿Yo? Nada.
—Claro que no. Me quitaste la frazada y ahora me quieres volver a cubrir.
—Bueno, entonces ¿por qué preguntas?
—¿Querías verme desnudo?
—¿Qué? ¡No! Es que... Ehm... —miró su cuello con manchas y trago en seco—Tienes... Tienes chupetones por toda la piel.
YoonGi la miró fijo y ella se sintió intimidada por una fracción de segundos. Luego YoonGi sonrió de costado mientras con su mano fue a parar a su cintura atrayendo su cuerpo por el colchón hasta quedar a centímetros de su rostro.
—¿Y que? No es justificativo. No voy a enojarme porque me hayas marcado porque anoche la pasamos demasiado bien. Sería un idiota si me enfadara por esto. Además,—besó sus labios con lentitud y pasión se notaba en él que tenía aún más ganas de seguir lo que anoche sucedió. Atrapó el labio de ella con sus dientes y lo jaló levemente sacándole un jadeo a ella—yo marqué con mi palma tu trasero unas cuantas veces.
