"¿Por qué estás tan lejos?
No puedo acostumbrarme a
que no estés aquí".Caminaba por la calle lluviosa una chica con el cabello ocultando casi todos su rasgos, cabizbaja como sin ganas de vivir. Se estaba intentando esconderse de la sociedad y del mundo con sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta negra. El frío penetraba hasta en sus células corriéndole una corriente eléctrica por el cuerpo causándole gratos escalofríos.
Miró hacia atrás y simplemente su alma salió de su cuerpo y quiso correr hasta aquél lugar de nuevo pero algo se lo impedía grandemente y era la vida real, esto no era fantasía, no estaba durmiendo ni menos leyendo un cuento de hadas.
Volvió a mirar hacia adelante dando pequeños pasos, caminando con lentitud, desganada. Su mente no quería pensar en nada y era mejor así, no tenia las ganas y el valor de ponerse a filosofar como Aristóteles para luego acabar como un cuerpo sin vida ante los bombardeos de tu propio cerebro. No estaba lista y no lo iba a hacer, por más de que su mente la obligara a formularse los pensamientos y emociones ella se resignaba en expresarlos y realmente no sabía si era mejor así o no.
Llegó a su departamento, se quitó la chaqueta colgándola en un perchero marrón a un lado de la puerta de entrada.
—¡Papá! —el niño apareció en el pasillo de la entrada con emoción que luego desapareció al verla a ella. Confundido preguntó:—Tía Kris, ¿Dónde está papá?
A la chica de cabello caoba le pareció sentir como su corazón era arrancado, lanzado al suelo para luego con un martillo aplastarlo hasta que atravesara el suelo. Así era como se sentía ella. Suspiró lentamente y miró al niño que tenía la misma mirada que su padre. Caminó hasta él y se acercó para tomarlo en manos y llevarlo al sillón para sentarse con el pequeño sobre su regazo.
—Papá está trabajando. —acarició el cabello negro del niño—Volverá muy tarde, pero volverá.
—Oh. —musitó—Entonces vamos a quedarnos despierto hasta que papá llegue.
Se bajó del regazo de la chica y corrió a su habitación en busca de sus juguetes, volvió hacia Kristal y le extendió un auto rojo.—Jugaremos hasta que llegue.
Estaba entusiasmado y lleno de vida que se parecía a su padre, solo que en miñatura.—Está bien, juguemos.
Horas antes...
Me acerqué a él lentamente, si hacia un paso en falto él lo haría. Había mucho viento y nada de gente, cuando realmente debería ser al revés.
—Yoon, por favor.
Él se giró a mirarla, las lágrimas de la contraria le estrujaba el corazón con mucha fuerza. Pero él sentía que debía hacerlo. Kris cayó de rodillas al suelo sin poder aguantar el aullido del alma de YoonGi y la de ella chillar desde tan dentro suyo.
Ambas almas estaban corrompidas, nada lo remediaba. Sus almas como rompecabezas habían perdido sus partes, nada, ni una podría reemplazar el lugar de las piezas perdidas, si dejas que entre a la fuerza no la podrás sacar, o la romperás en el intento.
—¡Piensa en tu hijo! —chilló con un hilo de voz. Se llevó una mano al cuello sintiendo como allí sentía como si una soga estuviera colgada en su cuello intentando asfixiarla. Su gargantilla con una gran media luna se movía con los movimientos que ella hacía.
Suga se paralizó un momento, sin mirarla. Parecía como si su mente hubiese huido de su cabeza. Levantó la mirada lentamente a Kristal que se levantó del suelo. Comenzó a correr cuando observó que YoonGi tambaleó.—¡No!
Lo único que sintió fue el rozar de sus manos en su ropa y como él se sujetó del collar que fue arrancado, llevándoselo con él al río. —¡YoonGi! —espetó desgarradoramente al agua, viendo que el cuerpo no salía a flote. Se quitó la chaqueta pero antes de que ella se lanzara la sujetaron para que no lo hiciera.
En su cuello tenía varias líneas rojas, pareciesen de fricción y una de ellas sangraba de la fuerza de su gargantilla con la que fue arrancada. Pero la otras eran por intentos de suicidios fallados al intentar ahorcarse los cuales ocultada con esa gargantilla.
Llevó al chico que se había dormido en el suelo a la cama, lo observó por un buen rato mientras lo acariciaba desde el rostro al cabello.
Los días comenzaban a ser así, todos y cada uno. Y el pequeño no dejaba de preguntar por su padre, un niño de siete años de edad no sabe muy bien qué sucede con el mundo y no es bueno decirle que tu padre se suicidó lanzándose a un río cuando es lo único que tiene como parentesco, y Kris debía guardarse todo para que el niño pueda tener una infancia agradable y feliz, no como la que ella y YoonGi han sufrido.
Ella a millones de kilómetros de aquello que fue su familia y él abandonado por ellos.
—¿Papá? —preguntó nuevamente el niño por las mañanas mientras desayunaba y buscaba con la mirada a su padre en la sala.
—Llegó cuando dormías, pero ya se fue de nuevo al trabajo. —se sentó frente a él con una taza de café mientras lo observaba comer llenando sus pequeños cachetes de comida. Rió bajo.
—¿Cuándo lo veré? —volvió a preguntar.
—Algún día. —sonrió como pudo.
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Holi~
Espero que les haya
gustado este os *--*
Nos leemos luego cielitos!Se agradece los comentarios
y las estrellas :'3-Homicidal_Bloody
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★ YOONGI REACTIONS ¡!
Fanfiction¡Ey! ¡Tú! ¡Hola, Soy Homicidal Bloody! Pero puedes llamarme Bloody. Este libro contiene 200 capítulos completos y actualmente está en edición. Y si tú crees que yo escribo algo cliché, créeme. No lo verás JAMÁS en mi libro, intenta darme un pedido c...