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—Escuchar canciones tan melancólicas no es la mejor idea. Clint entro a la habitación de la pelirroja con una plato de palomitas.

Lo dejo sobre la mesa de centro y bajo un poco el volumen de la música.

Una semana paso desde que regresaron de Japón y una semana desde que Bruce y ella terminaron.

O bueno, desde que ella lo dejo.

Una semana difícil para ambas familias. Tony le contó a Clint que su querido rizado se la había pasado metido los dos últimos días en el estudio sin comer y sin ducharse.

Ambos coinciden en la falta de apetito, aunque Natasha sí se ducha y aprovecha esos momentos para llorar sin parar.

Los primeros cinco días, Bruce se la paso afuera de la casa de la pelirroja, sentado sobre la acera con la esperanza de que ella saliera. Pero no fue así.

—¿De verdad te afectó tanto terminar con él? Pregunto suave sentándose en la cama. Acarició el cabello de su hermana y su corazón se quebró al ver esos ojos verdes tan rojos e hinchados.

—Lo quiero. Se encogió de hombros, las suaves caricias de Clint hicieron que los sollozos regresaran.

—Puedo verlo. Mira como te encuentras. Sonrió mirándola. Fue muy poco tiempo, no entiendo por qué ambos están tan mal. Natasha frunció el ceño al escucharlo pero prefiero no preguntar.

Cre-creo que es mi primer amor, Clint. Escondió la cara en la almohada soltándose a llorar.

Una mezcla de ternura y tristeza confundió la mente del castaño, su pequeña hermanita, a la que cuida tanto, ahora tiene el corazón roto. Por primera vez.

—Pero es un imbécil. ¿Qué le viste? Natasha lo miro por encima de la cobija. Con esos rizos tan estúpidos y esa voz tan asquerosa. ¡Dios! ¿Podemos hablar de lo imbécil que se ve fumando? No quiero recordar lo estúpido que luce con esos trajes perfectos y además las gafas que ocupa, es ridículo. Soltó en un tono exagerado haciéndola reír solo un poco. Natasha negó y suspiro.

—Pero a mi me gusta jugar con sus rizos y me atrae demasiado cuando fuma... Su voz se cortó debido a los sollozos. Y me gusta cuando me susurra, y cuando se pone traje me siento aún más enamorada. Y me parece tierno que use las mismas gafas solo porque Tony las escogió. El llanto se hizo escándaloso de nuevo y Clint se sintió demasiado culpable.

—¿Por qué le quieres? Se nota que no sabe nada de relaciones. Se burló.

Estabamos aprendiendo juntos, lo quiero porque es un hombre increíble, es un idiota pero siempre arregla las cosas. Comentó sin detener las gotas saladas.

—Bien, intento decirte cosas negativas de ese idiota y te dedicas a decir que te encantan. Creo que no puedo ayudarte a odiarlo. Le sonrió acariciando su mejilla. No sé qué te hizo, pero si estando así de enamorada no quieres verlo entonces yo me encargaré de mantenerlo lejos.

Natasha asintió y suspiro. Clint acercó el plato de palomitas a ella antes de salir de la habitación.

Lo único que puede hacer es rezar para que Natasha lo supere pronto o terminará igual de deprimido que ella.

—¿Qué te dijo Clint? Steve se recostó junto a Tony mirándolo leer.

—Ella está igual o peor. No sé quién de nosotros la está pasando peor pero espero termine pronto.

Steve estaba por hablar cuando la puerta de su habitación se abrió.

Un ebrio y desalineado Bruce apareció en el umbral, sin camisa y con los pantalones de la pijama.

—¿Puedo? Pregunto con la voz frágil y temblorosa. Steve golpeo el espacio entre él y Tony aceptando su llegada.

Tony tuvo que morder su labio para no comenzar a sollozar, y es que verlo así le recordó las primeras noches de Bruce en casa.

Para el rizado el primer mes fue el más difícil, le era imposible dormir y no tenía la confianza suficiente como para invadir la habitación de sus padres. Siempre tocaba y llegaba con esa pregunta, sujetando un oso viejo en una mano y por lo general con los ojitos rojos. Esta vez solo le faltó el viejo oso en mano.

El rizado camino hasta ellos y se dejó caer permitiendo que Tony lo envolviera.

—Necesito que ella me perdone. Pego la cara al pecho de su padre con fuerza, intentando retener las lágrimas.

Ninguno se atrevió a hablar, solo compartieron miradas mientras Bruce lloraba.

Después de casi una hora en esa situación, el alcohol obligó al pelinegro a dormir. Steve sonrió y miro a su esposo con ternura.

—Nunca lo vi así. Susurró.

—No podemos hacer nada. Se encogió de hombros y con movimiento suaves para no despertarlo apagó la luz y se acomodó junto a él. O quizá sí.

Bruce despertó solo. Camino a su habitación y descubrió que tenía varias llamadas de Clint.

Maldijo por lo bajo y llamo de inmediato. Las dos primeras llamadas fueron directo a buzón, estaba por rendirse cuando la llamada entro.

—¿Idiota? Pregunto Clint divertido.

—Supongo. Contesto rodando los ojos.

—Necesito verte. Quiero hablar contigo. Exigió.

—No quiero que me golpees. Clint rió con fuerza.

—No lo haré. ¿Puede ser hoy en la noche? Puedo mandarte un taxi. Bruce trago saliva nervioso sin saber que decir.

—¿Para qué quieres verme? Creo que no tenemos temas para conversar. Su voz tembló pero intento mantenerse firme.

—¿Eres imbécil? Tenemos un tema para conversar y su nombre es Natasha. Clint no obtuvo respuesta. Si continúa así enfermara.

—Ella ya dejó en claro las cosas. Suspiro profundo y se sentó.

—Entonces necesito hablar con Tony y Steve también. Dijo resignado. ¿Podrías organizar una cena para hoy?

—¿Para? Un escalofrío recorrió su cuerpo. Supongo que puedo hacerlo.

—No puedo permitir que Nat este trabajando en el mismo lugar que tú. Suficiente daño se está haciendo.

Tony apareció mirándolo con curiosidad. Con señas intento adivinar quien era, Bruce se alejó un poco para evitar que escuchara.

Si Bruce supiera que Tony fue el de la idea.

—Lo entiendo. Sus ojos se cristalizaron. ¿Podemos hablarlo?

—¿Tú y yo? Sonrió satisfecho al escucharlo, el plan de Tony estaba funcionando.

—Sí. Manda ese taxi.

Bañate. Bruce sonrió y colgó.

Para cuando se giró Tony ya no se encontraba en la habitación.

Obligado por el compromiso, se ducho y cambio. Tuvo que eliminar el rastro de barba para verse un poco mejor. Dormir dos o tres horas al día lo tiene un poco mal.

El taxi lo dejo en un restaurante bastante pequeño y un poco raro. Su miedo aumento pensando en un Clint furioso esperándolo.

Pensó en regresar a casa pero tomo valor y entro. Dio el nombre de Clint y lo guiaron a la segunda planta.

Dio un paso atrás al ver a Natasha junto a Clint, Steve y Tony sentados al rededor de una mesa redonda.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora