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PRECAUCIÓN: Creo que es la primera vez que pongo un aviso sobre partes explicitas en esta historia, y aunque ya hubo un par de estas, me siento con la obligación de poner una advertencia en este capitulo.

HAY ESCENAS QUE PUEDEN CAUSAR INCOMODIDAD EN CIERTAS PERSONAS, SI DECIDEN LEER, CUANDO ESTÉN POR EL FINAL LEAN CON P R E C A U C I Ó N ya que decidí dejar unas líneas algo fuertes y quizá ¿Asquerosas? Para algunas personas. Sin más, espero disfruten.

Natasha tomo con fuerza los rizos del pelinegro, pegándolo aún más a su intimidad.

Un gemido ahogado llegó a los oídos de Bruce haciéndolo sonreír. Sin dejar de mover la lengua, hizo contacto visual con la ruborizada pelirroja, solo pudo pensar en el arte que sería tomarle una fotografía en ese estado.

-Para... ¡Para ya! Rogó la mujer arqueando la espalda.

La estimulación recibida estaba pasando la delgada línea de lo placentero a lo doloroso. Bruce la miro con lujuria, negando en repetidas ocasiones. Rodeo las piernas de la pelirroja con fuerza y continuo.

Natasha jalo algunos rizos, en un fallido intento por detenerlo.

Un intenso dolor se acumuló en la parte baja de su vientre y sus piernas se tensaron; sintió como dos dedos entraban en ella, de una forma lenta.

Conforme Bruce comenzó a mover los dedos dentro de ella, ese dolor comenzó a convertirse en un intenso placer. Sintió su cuerpo desvanecer mientras el calor corporal aumentaba, haciéndolo casi molesto.

Con las fuerzas que pudo juntar, recargo su cuerpo en sus codos para poder mirar al fotógrafo. Termino colocando con torpeza algunas almohadas debajo de su espalda para evitar cargar con su propio peso. Su mirada recorrió el cuerpo desnudo del hombre a sus pies, gozando del placer que le estaba otorgando.

Bruce bajo una de sus manos hasta su erección, masajeando un poco esta. Y esa acción fue la gota que derramó el vaso para la pelirroja.

Perdió la fuerza en su cuerpo y sus ojos se cerraron. El aire desapareció de sus pulmones y las piernas comenzaron a temblarle. Llego al orgasmo en medio de un grito agudo y aún con el rizado en medio de sus piernas.

Bruce depósito algunos besos en las piernas de la joven, listo para recostarse junto a ella y así poder comenzar a darle cariñitos pero en la mente de Natasha otros planes se estaban creando.

Alejo las almohadas y mirando como ella intentaba controlar su respiración, se acostó, cubriendo la mitad de su cuerpo con la sábana de color azul, colocó el pequeño cojín sobre su erección.

Natasha lo miro y mordió su labio. Acarició sus curvas hasta llegar a sus senos, aún con el fuerte cosquilleo en su cuerpo.

Bruce la miro sintiendo su erección palpitar, Natasha estaba siendo demasiado sensual como para poder contenerse más.

Quitó los cabellos rojizos de su frente, dándose cuenta hasta ese momento de lo mucho que había sudado.

Le sonrió al pelinegro y con movimientos lentos se acercó a él.

-Me haces sentir extraña. Dijo en un suspiro, recargando sus manos ligeramente sobre el pecho del pelinegro.

-¿Extraña? Cuestionó acariciando la mejilla de la joven.

-Me siento con la necesidad de complacerte y ponerme a tu merced. Bruce sonrió cubriendo la desnudes de la pelirroja con la sábana.

Aprovechando el contacto piel a piel, Natasha bajo su mano hasta la erección del pelinegro y comenzó a estimularlo sin retirar la vista de su cara.

Bruce cerró los ojos y lamió sus labios, jadeo despacio buscando la boca de la pelirroja.

La beso solo una vez, mirándola con deseo.

-Te quiero dentro y lo quiero ahora. Casi en un murmuro Bruce accedió, ayudándola subir sobre él y olvidando por completo las clases de educación sexual impartidas por sus padres.

Natasha bajo despacio, dejándolo entrar con cautela. Su primera vez estaba pasando y claramente estaba siento completamente diferente a lo que ella había esperado. El dolor fue nulo, lo único que pudo sentir fue una ligera incomodidad.

Bruce se mantuvo atento a cualquiera rastro de dolor, incluso Natasha pudo darse cuenta de que la miraba con algo de preocupación.

Gimió suave en cuanto su pelvis choco con la de Bruce.

Recargo sus manos sobre el vientre del pelinegro y se mantuvo quieta intentando asimilar la sensación de sentirse tan... Tan llena.

Se sintio avergonzada por un momento al no saber que hacer.

¿Qué se hace después de provocar a tu novio hasta hacer que entre en ti, si en tú vida has tenido sexo?

¿Mueves la cadera y esperas a que funcione?

Sí, quizá mover la cadera y esperar que eso funcione es la mejor opción. Al menos por ahora.

Después de mil pensamientos negativos, dio un gran suspiro y comenzó a subir y bajar. Bruce noto como los nervios comenzaron a apoderarse de ella.

La joven atrevida y deseosa quedó en el olvido, sonrió suave al ver que Natasha intentaba evadir su mirada mientras trazaba un fallido ritmo en sus movimientos.

La tomo de la cintura con suavidad, moviéndose poco a poco y tomando el control de la situación.

Natasha suspiro al sentir las manos del rizado recorriendo su cuerpo con delicadeza, esta vez eran caricias. Bruce buscaba con constancia su mirada, como si necesitara del contacto visual para poder disfrutar del momento.

Se enderezo y la rodeo en un cálido abrazo, repartiendo besos húmedos en su piel. Mordisqueó el ya rojo cuello de la pelirroja, haciéndola jadear.

En ningún momento el pelinegro mostró interés de aumentar la velocidad de sus embestidas, todo lo contrario, parecía que el placer aumentaba para él con los movimientos más pausados.

Bruce comenzó a tocar el punto clave de la joven, para ese momento ella solo era una combinación grata de jadeos y gemidos agudos.

Pego la cara a los senos de Natasha, abriendo ligeramente los labios para permitir salir un par de jadeos.

La beso mordiendo los carnosos labios de la pelirroja, llegando al clímax de la situación y vaciándose dentro de ella ignorando por completo la falta de protección. Bueno, a lo mejor Dios los esta cuidado pero ese tipo de protección no sirve en estos casos.

Natasha sintió el líquido caliente correr dentro de su intimidad, a pesar de no haber llegado a un orgasmo tan intenso como el anterior, se sintió completamente satisfecha.

Bruce se dejó caer sobre la almohada, ella solo se quedó sobre él dejando que terminase por completo.

El pelinegro bajo la mirada hasta su pelvis, disfrutando de la sensación de estar aún dentro de ella.

Lo miro con la cara llena de rubor, y como si hubiese leído los pensamientos de su pareja, se levanto despacio, dejando que este disfrutara de ver como salía de ella, dejándola llena de sus jugos, haciéndole sentir que ella es de su propiedad.

-Sin decírtelo, acabas de cumplir mi mayor fantasía. Soltó mirando a la joven y abriendo los brazos para que se recostara junto a él.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora