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Se miró al espejo y sonrió. En conclusión, el color negro le encanta, pero aun más los vestidos llenos de brillitos qué la ayudan a que todos volteen a verla en cuanto pasa como si nada estuviera sucediendo.

Recorrió su cuerpo con sus manos, remarcando sus curvas. El gimnasio y la madurez comenzaban a dejar marcas positivas en su cuerpo, su cara ya no era de una adolescente aunque sus hormonas seguían en esa etapa, al parecer.

¿Debemos mencionar que últimamente ha pensado en el hermano de Peter? Sobre todo por las noches, cuando nadie está cerca y el silencio de la noche cubre sus barbaridades.

Aplicó un poco de loción en su cuello y termino de arreglar su cabello que seguía escurriendo algunas rebeldes gotas de agua por el reciente baño.

El cumpleaños número 19 de Peter había llegado y sus padres habían organizado una fiesta en un lugar un tanto "elegante" según el cumpleañero. Y después de conocer su apartamento no era para menos. Añadiendo qué era el bebé de la casa.

-Te ves hermosa. Clint se recargó en el marco de la puerta mirando a su ya no tan pequeña hermana sintiendo un vacío en el estómago por lo rápido que había crecido.

-Lo sé. Dijo con una gran sonrisa, giró sobre sus talones de forma exagerada para que su hermano pudiera apreciar un poco más el vestido. El espejo me lo recuerda a diario.

-Ya no crezcas, por favor.

Su voz se quebró un poco pero después de aclarar su garganta caminó hacia ella estirando su mano para que la tomara.

Ambos sonrieron viviendo ese íntimo momento de hermanos para después concluir con un abrazo qué termino por quebrar al hombre.

Natasha está más que agradecida por tener a un hermano como Clint. Desde que ella tiene memoria, él se ha hecho cargo de todo. Ni siquiera recuerda a sus padres y tampoco lo necesita. Él ha funcionado como madre, padre, hermano, tío, tía, primo, prima, abuelo, abuela, etc...

Clint es su familia y punto.

Aún recuerda el viejo cuarto en el que tuvieron que vivir durante un par de años, con solo un colchón sobre el duro y ya desgastado piso. Láminas de techo qué hacían qué la lluvia sonara de forma estrepitosa.

Pero ahora, y gracias al esfuerzo de Clint, viven en un apartamento propio y pueden concentrarse en el sueño de Natasha. El modelaje.

-Prometo no crecer más. Clint negó y beso su mejilla. Si eso te hará sentir tranquilo, me quedaré en esta edad.

-Lo único que quiero es que el mundo no te haga daño. Limpió el par de lagrimas que escurrían sobre sus mejillas mientras intentaba sonreir.

-Mientras estés a mi lado, nada malo pasará. Rodeo el cuerpo de su hermano con cariño depositando besos en sus mejillas de forma juguetona.

-Vamos, una fiesta te espera. Cortó el momento antes de terminar llorando desconsolado.

Natasha asintió y salió de su habitación sin soltar la mano de Clint.

Sin que ella se diera cuenta, colocó un par de billetes en su bolsa de mano y la siguió hasta el auto.

El trayecto fue rápido, Clint se encontraba sumido en sus pensamientos, algo bastante normal en él. Siempre tiene problemas pero por lo regular prefiere guardarlos para él, cosa que no le parece a Natasha pero que tampoco puede modificar.

Para Clint, es su forma de mantenerla alejada de los problemas, aunque tenga que cargar con sentimientos con los que en ocasiones no sabe cómo lidiar.

Hilo. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora